La esperanza es el sueño del hombre despierto
Está comprobado científicamente que el pensamiento positivo compartido en simultáneo por un gran número de personas y, en especial, si se congregan en un mismo sitio produce efectos notables y mensurables sobre aquello que se busca modificar. Por ejemplo, en diferentes ciudades de los Estados Unidos se han dado cita miles de personas para concentrar su mente en la paz y la tranquilidad, y han conseguido que la criminalidad baje hasta un 35%. La explicación la ofrecen desde la santa Teresa de Calcuta hasta los gurús de muchas tendencias, científicos y el Dalai Lama: el poder de la mente humana es tal que si de forma perseverante mantenemos un pensamiento positivo logramos cambiar en nosotros prejuicios y creencias nocivas que nos fueron inculcadas en la familia y por la cultura de la sociedad donde pasamos nuestros primeros cinco años, y tiene efecto sobre la comunidad. Hay material abundante donde navegar y hay tratados completos sobre esto. En materia de libros recomiendo dos por su fácil y amable lectura: Usar el cerebro, de Facundo Manes y Mateo Niro, y Emociones destructivas, de Daniel Goleman (diálogo científico con el Dalai Lama). De resto, a navegar en la internet, queridos lectores.
Sirva esto de introducción a una propuesta que circula en las redes y se presenta como Mensaje de la física cuántica para Colombia, algo tan extravagante para la mayoría incrédula que apenas si un 1% de la población mundial está enterada y juzga que un esfuerzo cuántico de muchos miles de personas puede sacar a un país de un berenjenal ideológico como el que estamos viviendo, donde abundan los consejos y afirmaciones dañinas y los participantes en las redes parecen estar en un estado hipnótico de negación para leer y entender sin rabiar a quienes contradicen sus preferencias en materia de candidaturas presidenciales. La actitud es depredadora e irrespetuosa del pensamiento diferente, y al reiterar los mensajes de corte nocivo vamos creando una nube negra que se ciñe sobre toda la población y fortalece la imagen de aquellos a quienes se pretende destruir.
La propuesta es linda y simple: mantengamos en nuestra mente y deseos un tono positivo diciendo en voz alta o solo mentalmente “deseo la paz, la abundancia y la tranquilidad para mi país y para mí”. Solo eso, cada vez que te acuerdes, para convertirte en un apoyo firme del efecto cuántico que posee el pensamiento. A la par, abstenernos de despotricar y reenviar los mensajes negativos sobre los partidos y los candidatos, o sea, mantenernos en la luz que siempre vence a la oscuridad para que ese pensamiento se convierta en realidad. Solo con esa afirmación reiterada por muchos miles de colombianos nos haremos el mayor de los favores, alcanzaremos la paz, la tranquilidad y la abundancia. ¿Que no te lo crees? No importa, haz el ejercicio y conocerás el efecto porque la esperanza es el sueño del hombre despierto.