Elogios y críticas a la apuesta de la arquitectura contemporánea
Si en algún momento Barranquilla fue distinguida por su singular tipología arquitectónica fue en el pasado, quizás a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando se desarrolló una imponente arquitectura republicana. Esa premisa es defendida por Alfredo Reyes, miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos. La ciudad que ha emergido actualmente, considera el experto, ha consolidado un tipo arquitectónico contemporáneo, caracterizado por proyectos de vivienda con conjuntos cerrados en el norte de la ciudad, que “segregan el resto, negándose así a una integración”.
Así entonces, más que ser fiel a algunos postulados, la ciudad se ha volcado hacia las estéticas del momento, como resultado de las influencias externas, explica también Andrés Oyaga, arquitecto barranquillero radicado en Estados Unidos. En ese sentido, elogia los proyectos de recuperación de las plazas en el Centro, el Parque Cultural y la nueva sección del Malecón al Río, por mencionar algunos. “Son proyectos que surgen de las condiciones locales y comienzan a generar una identidad para la ciudad. También se comienza a ver más ambición y creatividad en proyectos privados, pero aún nos falta mucho para desatrasarnos y ponernos al día con las corrientes e ideas que se manejan en el resto mundo”, advierte Oyaga. Por eso, opina que el nuevo desarrollo en el norte de la ciudad, en los sectores aledaños a Buenavista “no solo no es el modelo más adecuado, sino que es un modelo anticuado y anacrónico”.
“Un modelo que ya se usó extensivamente en los Estados Unidos y probó ser un modelo poco favorable, cuyos efectos se intentan revertir en los grandes centros urbanos que lo adoptaron. Las megacuadras urbanas que consisten en complejos residenciales o comerciales que abarcan manzanas completas de proporciones desmedidas rompen el tejido de la ciudad, incentivan el uso del carro mientras desincentivan caminar. Además crean un ambiente inhóspito e inseguro. No hay que irse lejos para comprobar los trancones que se generan en esa zona de la ciudad, y la poca vida urbana que se ve en sus andenes”, critica el arquitecto.
La propuesta de ambos expertos sugiere entonces que el mercado y la academia unan esfuerzos por una búsqueda de identidad que responda a los requerimientos legales que debe cumplir todo proyecto para que sea realmente sostenible. “Tal vez así se incline la balanza al logro de este objetivo, de la misma manera las nuevas tecnologías en uso de materiales también emerja hacia nuevas tendencias… Amanecerá y veremos”, es la consigna de Reyes.