Candidatos, primero hay que salvar el país
Con un alto grado de patriotismo, un conocimiento de las circunstancias del país y unos antecedentes muy variados, no hay duda de que los candidatos presidenciales están en sus marcas ahora. Sin llegar al concepto antiguo de los prohombres, poseen cada uno cualidades que los vuelven valiosos en medio de un país desigual, con altos grados de inseguridad ciudadana, dividido por sus propios dirigentes y líderes de ideas diversas en una nación con bajos niveles de educación y pocas facilidades para estudios superiores, y mucho menos para especializaciones y doctorados. Los candidatos, personajes con relieves cada uno, en puntos diferentes, encuentran un país resquebrajado, con las guerras, la corrupción, la injusticia, las desigualdades, la pobreza, la desnutrición, grandes deficiencias educativas, un sistema de salud desgastado, desorganización administrativa y corrupción en todos los campos de la administración pública y privada.
Cada uno de estos candidatos debería pensar más de una forma patriótica en su país y llegar a un acuerdo que no solamente salve a Colombia sino que lo lleve adelante. ¿Cómo? Las elecciones terminarán con un ganador en medio de una gran división a todos los niveles. Comunidades, justicia, Congreso de la República y todos los entes territoriales divididos en una pelea para lograr un poder que manejará los grandes presupuestos de los contribuyentes, sus sueños, sus perspectivas y en general el futuro.
¿Por qué antes de terminar en pedazos no determinan previamente, en un pacto nacional, que cada uno de los participantes se comprometa a darle una concesión de trabajo a su rival?, que lo haga participar en forma en el propósito más valioso de cada uno de ellos. Idea soñadora que pasa por nuestras mentes al ver a candidatos peleando como fieras en un tinglado en el que se olvidan del destino del país, de sus gentes y de que ya no estamos para rompimientos en un mundo estremecido por tambores de guerra, poblaciones de migrantes desprotegidos en aumento y tantas acciones que desdicen del ser humano.
El gran Pacto por Colombia debe resurgir para salvarla sin quitarles méritos a las capacidades de cada candidato. Creo que si se coloca a cada uno peleando por el país, y no por intereses mezquinos, egoístas y personales, se llegaría a un punto ideal por el que todavía soñamos muchos incrédulos. La conciencia del hombre seguirá existiendo y en algunos años otras elecciones vendrán y habrá victorias diferentes en un país que –como en la Patria boba– se desangra sin límites por luchas intestinas, sin poder evitar que mueran más niños desnutridos, se acabe el feminicidio y no se queden jóvenes sin poder alcanzar las universidades, dando lugar a un sitio del planeta donde podamos vivir en paz con nuestros invaluables recursos. O nos entendemos entre nosotros, o perderemos con el tiempo una gran oportunidad, hasta la posibilidad de pensar y escribir unas letras que, aunque parecieran solo virtuales, deberían volverse una realidad.