La Cumbre sin Trump
Siempre es bueno que los mandatarios de la región se reúnan a debatir y buscar soluciones a problemas comunes como la crisis venezolana, aunque la ausencia del presidente estadounidense le ha restado interés a la cita limeña.
Comienza hoy la Cumbre de las Américas en Lima, con un panorama diametralmente opuesto al que se vivía hace tres años, en Panamá, cuando el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, de la mano del presidente Barack Obama, llenaba de aire fresco las relaciones diplomáticas entre los países del continente. Mucho ha cambiado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y hoy los temas en la agenda del presidente pasan por la construcción de un muro en la frontera con México, la vigilancia y el aislamiento del régimen de Maduro en Venezuela y la presión al gobierno colombiano para combatir los narcocultivos y reducir la producción de cocaína.
Todo esto hacía prever una Cumbre como pocas, pero gran parte del interés se perdió a comienzos de semana con el anuncio de que el mandatario estadounidense no viajará a la capital peruana y tampoco estará de visita en Colombia, como estaba previsto en su agenda.
Las ausencias de Trump y de Maduro, quien no fue invitado, impiden discutir a fondo varios de los temas que más preocupan a la comunidad de países americanos, entre estos la situación de los inmigrantes venezolanos que día a día inundan el continente. En reemplazo del magnate neoyorquino estará el vicepresidente Mike Pence, lo que no es lo mismo, pues el presidente norteamericano ha dado muestras suficientes de gobernar regido por sus emociones y con las manos puestas en su Twitter.
Una de las misiones de Pence es reunirse con el presidente Santos para debatir el tema de los narcocultivos. No hay que olvidar que ya Trump amenazó con descertificar al país en la lucha antidrogas, lo que ha trabado las relaciones entre Washington y Bogotá después de una prolongada luna de miel.
La reciente captura de Jesús Santrich, líder de la Farc, aparecerá de seguro en la agenda de conversaciones, lo mismo que el futuro del acuerdo de paz tras esta operación binacional que podría terminar con la extradición del exguerrillero.
En medio de este ambiente de tensión, y sin la expectativa de un cara a cara entre dos personalidades explosivas como las de Trump y Maduro, la Cumbre girará en torno a la corrupción, flagelo común en casi todas las naciones latinoamericanas, mucho más tras el escándalo de sobornos de la multinacional Odebrecht.
Es de esperar entonces que los mandatarios de la región se pronuncien sobre la crisis venezolana en busca de soluciones conjuntas para atender el éxodo de ciudadanos de ese país. Sentar las bases de un plan de carácter humanitario sería, a pesar de las sonadas ausencias, un gran logro.
Santos se reunirá con el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, para tratar el espinoso tema de los cultivos ilícitos y la producción de cocaína.