El Heraldo (Colombia)

El vendedor de hielo

- Por Antonio Celia C.

Asu paso por la calle, el carro de mula del vendedor de hielo iba dejando un rastro: el agua que se filtraba por la mesa cuando el enorme bloque de hielo empezaba a derretirse por el calor, a pesar de ir sobre una gruesa capa de aserrín y cubierto con una carpa plástica. En aquellos tiempos el hielo era artículo de lujo, pues desde la primera fábrica del Sr. Heilbron, en l879, hasta los años 40 a 50, solo se vendía por grandes bloques o por pedazos. Para el consumo diario de la casa se compraba al vendedor callejero un trozo que se conservaba en cajones de madera forrados por dentro en latón, cuando las neveras no eran tan fáciles de adquirir como ahora, dado su elevado costo y las pocas facilidade­s de crédito que había en aquellos tiempos. Las primeras neveras eran bajitas y cuadradas, con cuatro patas, una puerta gruesa y muy pesada, y una manija parecida a la de los cuartos fríos. El motor, en forma de una enorme bola, estaba en la parte superior externa de la nevera. El hielo para eventos sociales lo vendían en bloques donde Pompilio Luján, en la calle de San Juan (C 36) con el callejón de La Paz (K 40). En los ‘raspacanil­las’ (reuniones bailables en casas de familia) el hielo era el protagonis­ta: lo ponían en el fondo del patio bajo un frondoso árbol, sobre una mesa de cativo y cubierto con aserrín. Con un punzón lo picaban en pequeños trozos para llenar las hieleras de aluminio que colocaban en cada mesa para acompañar las bebidas. Lo primero que debía tener en cuenta quien organizara una fiesta era que hubiera suficiente hielo para toda la noche, ya que muchas fiestas se acababan por falta de hielo y no por falta de licor.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia