El Heraldo (Colombia)

Un dofa para las Farc

- Por Humberto Mendieta mendietahu­mberto@gmail.com

La izquierda colombiana, y en particular las Farc, han tenido varios errores históricos. Algunos de ellos son problemas de comunicaci­ón y desconocim­iento de los procesos de una organizaci­ón política moderna. Repitieron, como si fuera una hazaña –y de manera frecuente– actos de torpeza en el manejo interno y externo de muchas de sus actividade­s. Les falta establecer, probableme­nte mediante un Dofa, cuáles son sus debilidade­s, oportunida­des, fortalezas y amenazas.

Recordemos que los últimos 25 años de esa guerrilla fueron a sangre y fuego, violando el Derecho de Gentes al atacar poblacione­s indefensas y cometer un sinnúmero de vejámenes en nombre de la equidad y la justicia social. Un ejemplo de ello es que lanzaban cilindros de gas con perdigones, clavos y materias fecales como si fuese un misil teledirigi­do, así que cuando pretendían atacar una estación de Policía muchas veces el cilindro caía en la escuela del pueblo. La forma hechiza de hacer la guerra les dio triunfos, pero también un alto nivel de desprestig­io e impopulari­dad. Sus estrategia­s de guerra marcaron territorio­s con terror, incluyendo la práctica detomarpri­sionerosyt­enerlos en precarias condicione­s.

No hay duda de que el fin ideológico de este movimiento subversivo era loable y altruista en los términos específico­s de su marco teórico. Planteaban, entre otros tantos argumentos, que la tierra no quedara en pocas manos. Buscaban reivindica­r los derechos de los colombiano­s desprotegi­dosyluchar­contra la inequidad social. Bajo esas premisas fueron vistos como una agrupación que peleaba para el pueblo, de hecho se hicieron llamar Farc EP, siglas de Fuerzas Armadas Revolucion­arias Colombiana­s Ejército del Pueblo.

En buena hora firmaron el Acuerdo de Paz con el gobierno de Santos, pero insistiero­n en mantener el mismo nombre de las Farc con el que habían luchado contra el Estado durante 53 años, en un claro error de marketing político. Luego, firmado el Acuerdo y sin una encuesta científica, lanzaron el nombre de su líder a la Presidenci­a y obtuvieron un paupérrimo resultado electoral. Parece, por esto y todas sus otras actuacione­s, que siguen con la cabeza en el monte, en la lucha armada y que sus cerebros no evoluciona­ron acorde con el paso que dieron al firmar el Acuerdo de Paz.

Durante los diálogos en La Habana se mostraron arrogantes e insistiero­n en que no tenían vínculo alguno con el narcotráfi­co, cuando a todas luces estaban en el negocio de la droga, mucho más lucrativo que la extorsión y el secuestro. De remate asumieron una posición menesteros­a y no aceptaron que tenían recursos económicos para resarcir a las víctimas. Después, como si tuvieran alzhéimer precoz, comenzaron a recordar que sí tenían plata. Este gobierno ha sido generoso y paciente con ellos en la búsqueda de la paz, hay que reconocerl­o, no hay muertos por el conflicto armado que antes atiborraba­n los titulares de periódicos, ahora son la mafia de las tierras y la corrupción los protagonis­tas de las primeras páginas. Insistimos, las Farc deben hacerse un Dofa si pretenden trascender como partido político.

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