Cuidados en la vista, según una especialista
La oftalmóloga Luisa Fernanda Anaya Admade, subespecialista en córnea, cirugía refractiva y segmento anterior, llama la atención sobre el cuidado especial que se debe tener, en caso de contagio, con la vista. Uno de los primeros síntomas que se produce en los días iniciales del sarampión es el enrojecimiento y lagrimeo de los ojos que, dependiendo de la duración de la enfermedad, puede producir afectaciones serias en esta zona del cuerpo.
“La más frecuente –describe–, es la conjuntivitis, pero hay otras que son más importantes porque pueden generar incluso ceguera en el paciente, como la queratitis, la cicatrización de la córnea cuando se producen infecciones como úlceras corneales, la afectación de la retina, del nervio óptico y, finalmente, puede darse hasta una alteración de todo el conjunto del globo ocular hasta producir ceguera terminal”. Todo esto depende mucho del estado inmunológico del paciente, pues es frecuente que pacientes con este desarrollo de la enfermedad padezcan desnutrición y deficiencia de vitamina A. En concepto de Anaya, “cuando tenemos estamos variables se puede llegar a ver los efectos más severos de la enfermedad en los niños”. Estadísticas mundiales indican que el sarampión causa hasta 60 mil casos de ceguera por año a nivel mundial en los países en vías de desarrollo.
El fundamento primordial de la enfermedad es que es autolimitada en el sentido de que hace su proceso hasta la recuperación, y al final pueden quedar unas pocas señales en la piel que van desapareciendo paulatinamente, pero hay casos que pueden complicarse. Los más frecuentes se dan cuando la misma patología le baja las defensas al niño, haciéndolo susceptible de contraer otras infecciones como las respiratorias, que suelen ser muy delicadas. A un niño con sarampión hay que tenerlo en casa, con los cuidados pertinentes, para que no se contamine de otros gérmenes y para que no se convierta en un ente contaminante de las personas del entorno. “Los que se complican pueden presentar una cosa que antes se le llamaba ‘sarampión negro’ o hemorrágico, que es una forma en que alcanza a producir alteraciones de la coagulación y es peligroso porque pueden producir hemorragias cerebrales, en los riñones, intestinales, en fin”, detalla el médico Tache.