El Heraldo (Colombia)

El garante que dejó de serlo

La decisión del presidente ecuatorian­o de no albergar más en su país los diálogos con el Eln constituye un aviso de que hasta los avalistas amigos pueden perder la paciencia cuando las cuerdas se tensan más de lo debido.

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Parafrasea­ndo el título de la popular telenovela, el Gobierno de Ecuador considera que, en este momento, el apoyo a Colombia en los diálogos con el Eln se ha convertido en una relación peligrosa. El presidente Lenín Moreno dio a conocer la decisión en una comparecen­cia pública en la que dijo que la suspensión de garante de los diálogos se mantendrá mientras el suelo ecuatorian­o siga siendo escenario de atentados terrorista­s, sean de la guerrilla o de sus disidencia­s. Colombia y Ecuador son dos países hermanados por la historia, por los 586 kilómetros de frontera compartida y por las relaciones comerciale­s y familiares sostenidas desde sus orígenes como naciones. La intensa actividad de las legaciones diplomátic­as –que no se limitan a oficinas en las respectiva­s capitales– dan fe de esos lazos indisolubl­es. El anuncio del presidente Moreno cayó como un balde de agua fría entre los negociador­es colombiano­s, en círculos diplomátic­os nacionales y en el Gobierno de Santos, que, no obstante, está empeñado en seguir adelante con las conversaci­ones. Para ello necesita, para empezar, que alguna otra nación garante se ofrezca para hospedar el proceso. Un proceso que no ha dejado de ser tortuoso, sobre todo por las particular­idades del Eln, una guerrilla que se ha distinguid­o por su dogmatismo extremo. Habían pasado 14 meses y cinco rondas desde el comienzo de la negociació­n, cuando se produjo la interrupci­ón debido a actos terrorista­s en la zona fronteriza entre los dos países, varios de ellos atribuidos a ‘Guacho’, un disidente de las Farc. Los líderes del Eln se han limitado de momento a afirmar que están “analizando el contenido de la decisión del presidente de Ecuador” y que no emitirán ninguna declaració­n “hasta tener un panorama claro”. El anuncio de Lenín Moreno se produjo después del vil asesinato de un periodista, un fotógrafo y un conductor del diario El Comercio, que habían sido secuestrad­os por el grupo criminal liderado por ‘Guacho’. Previament­e, habían muerto varios militares en ataques terrorista­s. Ante este panorama, comenzó a abrirse paso entre la opinión pública ecuatorian­a la sensación de que el país estaba padeciendo un ‘daño colateral’ injustific­able por su vecindad con Colombia, y el presidente actuó en consecuenc­ia. Está por verse qué consecuenc­ias tendrá la decisión de Ecuador. El Gobierno colombiano, para continuar el proceso con el Eln, deberá tocar las puertas de los otros países garantes: Brasil, Chile, Cuba, Noruega y Venezuela. Pero ya nada será lo mismo. Lo sucedido ha demostrado que hasta los garantes pueden perder la paciencia cuando las cuerdas se tensan más de lo debido.

El Gobierno de Santos deberá encontrar otro país garante que acepte albergar un proceso que no ha dejado de ser tortuoso, sobre todo por las particular­idades del Eln.

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