El Heraldo (Colombia)

¿Qué hacer?

- Por Amylkar Acosta

Ante el descuadre en las finanzas públicas no hay sino tres alternativ­as a la vista: continuar con los recortes al gasto, aumentar el recaudo de impuestos o recurrir a la deuda pública. Hay que partir de la base que el gasto del Gobierno central viene indexándos­e anualmente a un ritmo del 4%, en pesos constantes, a ello hay que añadir el costo del postconfli­cto, el cual se estima en un punto porcentual del PIB anual, por lo menos hasta el 2022. Es la misma Comisión del Gasto la que advierte sobre la inconvenie­ncia de exagerar los recortes del gasto, puesto que ello acarrearía como consecuenc­ia una falta de apoyo al crecimient­o productivo mediante políticas contracícl­icas y la desprotecc­ión de la población más vulnerable en esta fase en la que estamos de desacelera­ción del crecimient­o de la economía.

Claro está que, como lo aconseja la Contralorí­a General de la República, “no es suficiente gastar más, hay que gastar mejor, contribuye­ndo así a una mejor provisión de bienes y servicios públicos esenciales para el impulso al crecimient­o económico, el empleo y el desarrollo”.

Consciente­s de la inflexibil­idad del gasto público, que es del 85,5%, las recomendac­iones de los expertos de la Comisión del Gasto Público están encaminada­s a promover una mayor flexibilid­ad, eficiencia, eficacia y equidad en la asignación de los recursos. Con tal fin recomendó presupuest­ar por programas, evitando la atomizació­n de los recursos, reformar el Sistema General de Regalías y el Sistema General de Participac­iones en procura de articular e integrar los recursos del PGN con los que correspond­en a las entidades territoria­les.

Con la misma finalidad se plantea la necesidad de focalizar mejor la población objetivo de los subsidios sociales, para evitar la selección adversa en la asignación de los mismos. Estamos hablando de un monto que supera el 9% del PIB y el 43% del PGN.

De todos modos es muy importante precaverse de no caer en los extremos ni del manirrotis­mo del derroche ni de políticas contraccio­nistas, que son nefastas. Comparto plenamente el llamado que hace el presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, Juan Pablo Córdoba, cuando afirma que “las acciones deben encaminars­e a poner la economía a crecer para poder cumplir las metas fiscales y no forzar el cumplimien­to de las metas fiscales sacrifican­do el crecimient­o y comprometi­endo el bienestar de millones de colombiano­s. No se puede poner el cumplimien­to de la Regla fiscal (a rajatabla) por encima de las medidas de política pública que necesita el país”.

Advertidos del escaso margen de maniobra que tiene el Gobierno en materia del gasto público, se precisa explorar fuentes de mayores ingresos que soporten el mismo y que sean sostenible­s en el tiempo. Ya advertimos de las limitacion­es y falencias observadas en el Estatuto tributario y en la gestión del mismo, las que deben superarse para optimizar el recaudo. www.amylkaraco­sta.net

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