No se metan con la plata de la paz
El título de esta columna puede ser un mensaje tardío, porque sin escrúpulos, hay en el ambiente la percepción de que un grupo de colombianos que ocupan importantes cargos, y fueron elegidos en nombre de la democracia, hi- cieron ‘cachichí’ con la plata de la paz.
Ocurre que ciudadanos crédulos e incrédulos pusieron de sus bolsillos los recursos del y para el posconflicto. Y son esos mismos recursos los que presuntamente están ahora en manos de 40 grandes empresas contratistas en 97%. Ocurre que no tiene nada de malo ser contratista del Estado. Y ocurre que lo malo está en la forma como se haga, como se maneje y como se invierta la plata pública en los proyectos sociales. Más en un proyecto de esta magnitud, como es el de la paz.
Hay que ver el costo pagado por el gobierno de Juan Manuel Santos para conseguir el apoyo internacional, poder firmar el Acuerdo de Paz y obtener recursos con qué financiarlo. Hay que ver cuántas críticas ha tenido que soportar, los insultos permanentes y el desdén con el que muchos sectores del país trataron y tratan al presidente por la firma de los acuerdos de La Habana.
Pero ya no hay tiempo para fungir de plañideras porque estamos en la mitad de un escándalo, uno de los más vergonzosos de todos. Se trata de la plata con la que se va a sostener la paz. Antes de salir a celebrar el cese al fuego, el fin del conflicto y desbordados en entusiasmo por el Nobel, había que atornillar bien las cerraduras de la caja de seguridad en la cual reposarían y distribuirían los dineros para que esa paz fuera duradera y eficaz.
Parece que las medidas de última hora anunciadas por Santos para ponerle el ojo a esos recursos podrían ser un poco tardías. Buscan darle transparencia a la administración del dinero y rapidez a la ejecución de los proyectos que tienen como objeto la implementación de los acuerdos. De manera oficial, el Gobierno, a través del Fondo Colombia en Paz, ha dicho que hay más de 100 contratos por 740 billones de pesos.
Las denuncias sobre supuestos malos manejos de la multimillonaria bolsa de dinero de la paz preocupan y molestan. Y mucho más a quienes han apostado por ese proyecto que tantos escollos ha tenido que superar. En medio de la tormenta hay un anuncio importante, como es la intervención de la firma Ernst and Young, de reconocida experiencia internacional. Vendrán a auditar el manejo e inversión de la plata más importante de los últimos años en Colombia: la de la paz.
El colmo del absurdo: hasta la paz hay que auditarla en Colombia.