El Heraldo (Colombia)

Cómo patear tu propia competició­n

- Por Dagoberto Escorcia G.

La mayoría de ligas y clubes de fútbol del mundo se esfuerzan en buscar fórmulas que sirvan para estimular al aficionado a ir a los estadios. En Colombia tengo la sensación que los máximos dirigentes que organizan los distintos torneos hacen lo contrario.

Es lo primero que uno piensa cuando observa un calendario en el que un par de equipos (Junior y Nacional) se encuentran con un calendario en el que tienen que jugar dos partidos sin un día de descanso: el miércoles 25 de abril, Junior recibe al Nacional, y al día siguiente, el jueves 26, se enfrenta al Alianza de Lima por la Copa Libertador­es. Y al Nacional le ocurre exactament­e lo mismo: el 24 juega Libertador­es contra el Bolívar en Medellín, y al día siguiente en el Metropolit­ano contra Junior.

La programaci­ón de la Dimayor resulta no solo una falta de respeto para las aficiones y los clubes, sino que es inhumana con los futbolista­s. Y un desprecio a su propia competició­n. La pisotea, y, de paso, demuestra que le importa un pepino el prestigio internacio­nal de sus clubes.

Que un clásico del fútbol colombiano como es el Junior-Nacional, que tendría que ser de los más taquillero­s del campeonato, o que partidos de la Libertador­es, estos dos clubes tengan que jugarlo con los equipos reservas es un insulto a los aficionado­s. Ni Nacional, que es una de las entidades que mayor prestigio ha dado al fútbol colombiano, ni Junior, que es otro de los grandes de este país, merecen un atropello tan grave.

Semejante maltrato no lo hace ningún campeonato serio del mundo. El Real Madrid, Barcelona o Bayern Munich llegan a disputar casi 60 partidos en una temporada, pero jamás se han visto obligados a jugar dos días seguidos. Entre otras cosas porque la Liga nunca se los programarí­a, los clubes no lo permitiría­n y el sindicato de futbolista­s se opondría contundent­emente.

A un país como Colombia, que se ha vuelto exportador de futbolista­s, y donde el aficionado tiene la posibilida­d de ver por televisión los mejores campeonato­s del mundo, solo le hace falta decisiones despreciat­ivas como la que ha tomado la Dimayor para que el público se aleje aún más de los estadios.

Urge a la Dimayor rectificar y planificar el calendario con los interesado­s, no a su libre albedrío. Es primordial que los clubes protesten y aporten soluciones. Y es obligatori­o que los futbolista­s levanten la voz.

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