El nuevo Presidente deberá poner orden en la casa
Mientras por un lado la Fiscalía General denuncia el derroche y la pérdida de miles de millones de pesos en los llamados “proyectos productivos”, por el otro quienes deberían ser los verdaderos beneficiarios de estas iniciativas pasan las verdes y las maduras, pues -según la ONU- solo uno de ellos ha contado con la financiación oficial. ¿Qué pasó con los demás? ¿Dónde está la plata para financiar los proyectos, que son los que les permitirán sobrevivir a los excombatientes? Todo este desorden deberá ser organizado por el nuevo gobierno. El nuevo Presidente debe llegar a poner orden en la casa. Es la única manera de garantizar que los cerca de $100 billones de pesos que se necesitan para el posconflicto en los próximos 15 años no se los roben y sean bien invertidos. La paz no puede convertirse en el gran foco de corrupción nacional, ni la fuente de enriquecimiento ilícito de quienes vieron en ella el botín para llenar sus bolsillos. Sin recursos económicos suficientes, que permitan la recuperación social y económica de los territorios abandonados por las FARC, la negociación de paz será un fracaso. Si el Estado no llega hasta allá, no habrá paz. Punto. Si las garantías ofrecidas a industriales y empresarios para que inviertan en esa zonas azotadas por el conflicto con las FARC no se materializan, ni industriales ni empresarios meten un peso en esas zonas. ¿Qué pasó con iniciativas como la llamada “obras por impuestos” o con las deducciones tributarias para quienes inviertan esos territorios?