LOS CHICHARRONES DE LA PAZ
La extradición de ‘Jesús Santrich’ y el multimillonario robo en los contratos del posconflicto, son dos de ‘las papas calientes’ que heredará el sucesor de Juan Manuel Santos.
“La guerra en Colombia ha dejado de existir, bienvenida la paz”, fue una de las frases más utilizadas por Juan Manuel Santos, luego de la firma del acuerdo de desmovilización y reinserción a la vida civil de miles de guerrilleros pertenecientes a las Farc. Lo dijo en Cartagena, lo repitió en el Teatro Colón de Bogotá y lo reiteró en la propia sede las Naciones Unidas en Nueva York.
La firma del acuerdo de paz con las Farc es –sin duda alguna– el logro más importante en la historia reciente del país. Su trascendencia es incuestionable. Santos logró lo que todos los presidentes que lo antecedieron habían querido pero ninguno había alcanzado. Gracias a Santos, las Farc desaparecieron como organización guerrillera. Esa es la verdad. El tema, sin embargo, será siempre motivo de controversia, por la forma como el Gobierno negoció la “desactivación” de esa poderosa máquina de guerra. Hay quienes sostienen que el precio fue muy alto, tanto en materia política, como jurídica y hasta en términos económicos. Algunos hablan, in- clusive, de “volver trizas” los acuerdos.
Por todo el camino recorrido es imposible “volver trizas” lo pactado con las Farc. Pretender hacerlo es dinamitar el logro más trascendental de nuestra historia reciente. Sería un error imperdonable y las generaciones futuras nos cobrarían semejante exabrupto.
Pero los hechos recientes indican que las cosas como van no van bien y es necesario replantear algunos asuntos, sin que ello comprometa el futuro de los acuerdos, en especial en lo que tiene que ver con las víctimas y los ex combatientes. El nuevo Presidente –sea quien sea, de izquierda, centro o derecha– debe asumir ese compromiso con sentido patriótico y vocación histórica.
Pese a los duros cuestionamientos de la negociación –muchos de ellos justificados– se trata de un hecho irreversible. Así lo han entendido, inclusive, quienes tuvieron duros reparos con la mesa de La Habana, como Germán Vargas Lleras
Pero en estos momentos, cuando se creía que la negociación del Gobierno con las Farc había cerrado el capítulo del conflicto con esa guerrilla, dos hechos recientes volvieron a poner sobre la mesa el futuro de los acuerdos en cabeza de quien suceda a Santos en la Casa de Nariño. El primero de ellos tiene que ver con los escándalos de corrupción en los contratos que se han firmado para la implementación de los acuerdos de paz y el segundo está relacionado con la captura de alias Jesús Santrich por parte de la Fiscalía General, luego de una operación de “entrampamiento” realizada por la DEA, que evidenciaría sus tratos con el Cartel de Sinaloa.
Los multimillonarios recursos de la paz –en un país inundado de corrupción por los cuatro costados– no podían mantenerse al margen de este fenómeno. Para vergüenza de todos, la plata que debía servir para beneficiar a más víctimas y a quienes abandonaron las armas terminó en los bolsillos de los bandidos, que trafican con el dolor de los demás. Este delicado asunto, entre otros, deberá ser afrontado por el nuevo Presidente a partir del próximo 7 de agosto. Será uno de los tantos “chicharrones” que heredará el sucesor de Santos, quien terminará su segundo mandato sin poder concluir muchas de las tareas que quedaron pendientes de la negociación de La Habana.
¿Cuáles son los principales “chicharrones” que heredará el sucesor de Santos en materia de paz?