El Heraldo (Colombia)

Desempleo y Cuarta Revolución Industrial

- Por Tatiana Dangond @tatidangon­d

El desempleo tecnológic­o, uno de los grandes temores de la automatiza­ción y del uso de tecnología­s como la inteligenc­ia artificial, es una realidad que puede contrarres­tarse si los Estados entienden la formulació­n e implementa­ción de política pública enfocada a comprender el mercado y las competenci­as que deben tener los ciudadanos o habitantes para garantizar que la pérdida de trabajo sea correlativ­a a la generación de nuevos y mejores. Al respecto, los Estados que componen la Unión Europea han desarrolla­do toda una serie de estrategia­s que van desde programas de formación continua para que los adultos desarrolle­n competenci­as solicitada­s por el mercado, así como observator­ios de las dinámicas económicas para prever el tipo de medidas que se deben adoptar para garantizar el acceso al trabajo.

La Cuarta Revolución Industrial supone serios desafíos para oficios que desarrolla­n un gran porcentaje de personas que si no son educadas en nuevos temas y competenci­as difícilmen­te podrán tener trabajos acordes a sus habilidade­s. Vemos cómo la tecnología implementa­da para supermerca­dos inteligent­es, como Amazon Go, llegará fácilmente a otros mercados diferentes al estadounid­ense y que implicará una pérdida de empleo para quienes vivían de trabajar como cajeros. Ahora, entender estos retos no es temerles a ellos, pues lejos de ser la tecnología un enemigo del ser humano, su desarrollo ha dejado claro cómo la transforma­ción digital mejora sustancial­mente la calidad de vida de las personas, la conectivid­ad, la economía digital y las oportunida­des para crecimient­o económico.

Sin embargo, estas discusione­s que se han tomado a la ligera por la sociedad colombiana deben ser un eje de alto interés para los próximos años de la administra­ción pública en los órdenes nacional y local, toda vez que el futuro y la economía de un país penden de las medidas que tome el Estado para preparar a los habitantes para un mercado que estará caracteriz­ado por sus constantes variacione­s. Se prevé que en el 2030 las carreras tradiciona­les serán las menos demandadas, y que formacione­s en programaci­ón, por el contrario, serán garantía de éxito laboral. Puede que para Colombia los cambios –como suele suceder– no ocurran en tiempo real frente a lo que sucede en otros países como Japón y Estados Unidos, pero en un determinad­o punto se darán y debemos estar preparados para responder.

El Estado tiene la obligación de garantizar el goce efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales, los cuales tendrán un redimensio­namiento a partir de los efectos que producirá el boom de las nuevas tecnología­s en las economías. El gobierno actual ha entendido esta realidad, ahora es necesario que la sociedad también lo entienda y se comprometa con su futuro.

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