Victoria de la democracia
No solo Duque y, en segundo lugar, Petro ganaron en la jornada de ayer. Ganamos todos los colombianos con unos comicios que se desarrollaron en paz, con fiabilidad y con una alta participación.
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada ayer, tienen tantas aristas que seguramente ocuparán la atención de los analistas durante las semanas venideras. Sin embargo, una primera mirada a lo sucedido en los comicios permite hacer algunas reflexiones de urgencia. En primer lugar, todos los colombianos debemos sentirnos orgullosos por el clima de tranquilidad que presidió la jornada. Ello hay que atribuirlo en gran medida al nuevo escenario que ha abierto en el país el acuerdo de paz con las Farc, pese a todas las polémicas –algunas justificadas; otras no tanto– que ha suscitado este proceso. También hay que encomiar la labor de las instituciones, y muy en especial de la Registraduría, para garantizar la fiabilidad de los comicios. Disiparon así las dudas sobre un presunto fraude que Gustavo Petro, preparando una justificación por si no pasaba a segunda vuelta, había sembrado de manera irresponsable. Otro elemento digno de mención fue la elevada participación, del 53,33%, cifra que no se alcanzaba desde los comicios de 1998, cuando los coletazos del Proceso 8.000 provocaron una movilización histórica. Un cuarto punto a reseñar es el acierto de las grandes casas de encuestas, que durante meses pronosticaron tozudamente el cuadro que al final arrojaron las urnas. Pasando a los candidatos en lista, es obvio que el vencedor fue Duque, que se impuso holgadamente a su más inmediato rival, el izquierdista Petro. Hay que subrayar que la victoria de Duque difícilmente se explicaría sin el respaldo del expresidente Uribe, que con este nuevo éxito se consolida como el político más influyente del país en este siglo que empieza. También tiene motivos de satisfacción Gustavo Petro, quien, con una campaña basada en agitaciones en plaza pública, pasa a la segunda vuelta. Ganó por escaso margen a Sergio Fajardo, que seguro lamentará no haber alcanzado un acuerdo de candidatura única con Humberto de la Calle, cuyos votos le habrían posibilitado superar al líder de Colombia Humana. Especialmente llamativa fue la derrota de Germán Vargas, experimentado político y gestor público, que solo encontró en Atlántico un apoyo significativo a sus aspiraciones.
¿Qué pasará ahora? Duque y Petro deberán esforzarse por conseguir adhesiones entre los seguidores de los candidatos derrotados. Resulta difícil prever cómo se canalizarán esos votos, aunque parece evidente que Duque puede ‘pescar’ con más facilidad en el electorado vargasllerista, y Petro, en el fajardista. Como se ha visto por los resultados, el uribismo y el petrismo sacaron réditos de la polarización política. ¿Serán ahora capaces sus candidatos de bajar el tono de confrontación para la segunda vuelta? Duque, al menos, se mostró conciliador en su discurso de ayer. Veremos.
¿Qué pasará ahora? Duque y Petro deberán esforzarse por captar adhesiones entre los seguidores de los candidatos derrotados. Parece evidente que Duque puede ‘pescar’ con más facilidad en el electorado vargasllerista, y Petro, en el fajardista.