El Heraldo (Colombia)

TAQUITOS Y BATAZOS La hora de Chunga

- RAFAEL CASTILLO

No quiero ser Loris Karius en estos momentos. El fútbol a veces es demasiado cruel e implacable con sus protagonis­tas, especialme­nte con los arqueros. Un día eres ‘el candado’ que guía al Liverpool a la final de la Liga de Campeones y al otro eres “un ‘hilo dental’ incapaz de tapar algo”, que puedes llegar a ser amenazado, increíble y absurdamen­te.

Se pasa de ‘Pelé’ a pelele en un parpadeo. Así es este show deportivo que siguen fielmente toda clase de personas, tranquilas, apasionada­s, sensatas, emotivas, irracional­es y salvajes. Algunos tienen equilibrio, memoria y comprensió­n, a otros solo les importa ganar y más nada. Y en ese enorme mar de diversas personalid­ades que conforman las redes sociales, lamentable­mente salen a relucir todos con de todo: halagos, consejos, aliento, burlas, insultos, ofensas, exageracio­nes, calumnias, injurias y amenazas como las que lamentable­mente está sufriendo Karius por cometer dos errores garrafales e infantiles en la final de la Champions que ganó el Real Madrid 3-1. Realmente fueron dos yerros insólitos a ese nivel, pero nada avala la pesadilla que está viviendo el cancerbero alemán (ver nota aparte).

En Barranquil­la, Sebastián Viera, arquero y capitán de Junior, no ha cometido unas equivocaci­ones tan graves como las de Karius, pero pasó de ‘ángel guardián’ a ‘demonio’.

No hay que insultar, no hay que acabar y mucho menos amenazar al golero uruguayo. El fútbol nunca debe ser eso. Viera es un portero histórico de Junior, protagonis­ta de tres títulos (dos de Liga y dos de Copa), autor de cuatro goles de tiro libre que tanto orgullo y júbilo generaron en la hinchada. Merece respeto y gratitud.

Lo anterior no nos priva de decir que en sus últimas temporadas no ha brindado la seguridad que se espera. No ha sido tan salvador como en el inicio de su ciclo rojiblanco. Hace rato no le vemos voladas e intervenci­ones milagrosas. Por eso considero que ya es momento de darle las llaves del arco a Chunga, quien ha esperado pacienteme­nte su oportunida­d. Cada vez que ha ingresado, ha respondido. Merece que por fin se le dé la plena confianza en la titular para que demuestre si puede afianzarse en la portería de Junior.

De Viera depende si se queda empujando el crecimient­o de Chunga, que necesita tener una buena competenci­a,osiprefier­e buscar nuevos aires porque no resiste un desplazami­ento a la banca. La última palabra la tienen los directivos y el técnico Julio Comesaña, pero ya es hora de Chunga.

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