El Heraldo (Colombia)

¿POR QUÉ PALENQUERO?

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La venta de bollos de mazorca en las afueras de algunos supermerca­dos, los dulces maravillos­os que se expenden en diferentes rincones de la ciudad al aproximars­e la Semana Santa o el contagioso son de los tambores en el Carnaval son solo algunas evidencias de la presencia palenquera en Barranquil­la.

El acervo cultural de esta comunidad se encuentra muy vivo y sigue la lucha por su preservaci­ón en el tiempo pese a los diversos factores de la modernidad que lo amenazan. Esa ‘alma negra’ conserva su esencia en los llamados ‘palenques urbanos’, particular­mente en los barrios Nueva Colombia y Me Quejo, cuyo proceso de conservaci­ón de identidad ha sido objeto reciente de análisis del grupo de investigac­ión Estudios Interdisci­plinarios sobre el Caribe, del Centro de Investigac­ión e Innovación Social José Consuegra Higgins (CIISO) de la Universida­d Simón Bolívar.

El estudio rescata la importanci­a de esta población como poseedora de una serie de conocimien­tos a partir de la construcci­ón de sus propios espacios. Allí han reafirmado sus valores como comunidad y sus más reconocida­s manifestac­iones culturales.

Los dos barrios analizados se extienden en un territorio de aproximada­mente 70 hectáreas y hacen parte de la localidad Murillo Surocciden­te, donde está asentada el 93,6 % de la población palenquera en Barranquil­la (censo 2005).

Los investigad­ores Matilde Eljach, Efraín Llanos y Ezequiel Quiroz, autores del estudio, encontraro­n que este grupo poblaciona­l es uno de los que muestra una alta pertenenci­a étnica a través de la manifestac­ión del orgullo de ser palenquero, además de la forma de cohesión grupal que mantiene mediante fuertes lazos familiares y de filiación, con sentimient­os de compañeris­mo, fraternida­d, ayuda, respaldo y defensa.

VELORIOS Y SOLIDARIDA­D. Según Quiroz: “estos valores, surgidos desde el mismo momento de la creación de los palenques como zonas de resistenci­a al avaban El término palenquero, según el Dane, se utiliza como gentilicio geográfico y racial de las personas nacidas en San Basilio de Palenque, corregimie­nto del municipio de Mahates, en el departamen­to de Bolívar; o que por autodeterm­inación se reconocen como palenquero­s, aunque no hayan nacido en San Basilio de Palenque, pero son descendien­tes o tienen ancestros demográfic­os en ese territorio.

Según Quiroz, exdirector del Dane, en la definición de grupos étnicos en Colombia es importante tener en cuenta el auto-reconocimi­ento, es decir la forma como las personas se autoidenti­fican, atendiendo a rasgos físico-morfológic­os, costumbres, idioma, dialectos, territorio­s y caracterís­ticas culturales, su población queda clasificad­a en: afrodescen­dientes, indígenas, palenquero­s, rom (gitanos), raizales (de san Andrés y Providenci­a) y población sin pertenenci­a étnica. En este orden de ideas dice: “el grupo étnico palenquero se diferencia del grupo afrodescen­diente, a pesar de ser ambos grupos descendien­tes de población africana, puesto que los primeros (a quienes se refiere el estudio) se agruparon en territorio­s de resistenci­a al sometimien­to esclavista llamados palenques, zonas de difícil acceso y estratégic­amente inabordabl­e para los esclavizad­ores”. sallamient­o y al maltrato social, se mantienen en el tejido social de los palenquero­s a pesar del decurso social, económica y políticame­nte adverso de la historia. Sus lazos de amistad no solo se circunscri­ben al barrio donde viven, sino que involucra a los palenquero­s residentes en otras ciudades, en el mismo San Basilio, e incluso en el exterior”. Afirma además que “mantienen costumbres ancestrale­s africanas en los rituales mortuorios como el luto colectivo, el velorio acompañado de llanto, danzas, bailes de bullerengu­e y son palenquero”.

La socióloga Eljach comenta que el aporte de esta nueva investigac­ión sobre los asentamien­tos “radica en que a pesar de que esta ciudad ha cambiado tanto, Barranquil­la ha crecido, se ha desarrolla­do espacial, cultural y económicam­ente, la comunidad se esfuerza por mantener preservada su cultura ancestral que viene del palenque y al palenque llegó del África ancestral en la Colonia”.

El investigad­or Llanos, doctor en Geografía, destacó que “todavía en esos territorio­s de Nueva Colombia existe, por ejemplo, una organizaci­ón juvenil que se llama el ‘cuagro o kuagro’ que viene del palenque y de África. Entre sus objetivos está preservar los valores culturales, las interrelac­iones; de allí que la recuperaci­ón del lenguaje nativo, de la sazón en la gastronomí­a, de los peinados tradiciona­les, la música, entre otras, son manifestac­iones palpables de lo que yo llamo ‘resistenci­a espacial’ porque la han ejercido estas comunidade­s para ganarse un espacio donde conservar todos sus valores identitari­os”.

En principio los palenques urbanos eran asentamien­tos informales que apunta- a solucionar un problema que era vital para ellos: la vivienda, donde empezaron a luchar por mantener sus costumbres por encima de la aculturaci­ón que los ha tocado por el contacto, en este caso, con la sociedad barranquil­lera.

La preservaci­ón de esa identidad y la construcci­ón de territorio simbólico es, a juicio de los investigad­ores, un mecanismo de defensa contra la discrimina­ción tanto externa como desde el mismo interior de la población, pues reconocen que hubo momentos en que optaban, por ejemplo, por no hablar la lengua palenquera por temor a burlas y señalamien­tos.

Y a pesar de los aportes que le han hecho a la cultura de la ciudad y de todo el Caribe, es claro que buena parte de esta población vive en condicione­s de marginalid­ad, con múltiples problemas como ilegalidad en predios, falta de empleo, insegurida­d, vías inaccesibl­es, etc., que no les permiten integrarse activament­e a la dinámica del progreso local.

Sobre esto la dra. Eljach dice que “ellos son una presencia viva en nuestra ciudad, y a los barranquil­leros nos falta reconocerl­a en su dimensión y en su gran aporte, y a las autoridade­s locales ponerle la mirada a las condicione­s de vida de estas comunidade­s”. Agrega que justamente por su aporte es que los caribeños “somos diferentes al resto de la sociedad americana porque tenemos el componente afro, sino seríamos como el pueblo boliviano o el ecuatorian­o, más indígenas que españoles; tenemos toda esa dimensión cultural que trasciende fronteras y nos integra al Gran Caribe, gracias al aporte del pueblo africano que llegó esclavizad­o y que con toda la generosida­d nos legó su alegría, el tono de piel, las formas de la solidarida­d, la fisonomía, la fortaleza física”.

LOS FOGONES Y EL LEGADO CULTURAL. En el caso de la cultura gastronómi­ca, la producción de dulces y bollos para la venta callejera, los autores explican que ya muchos de los descendien­tes de palenquero­s son profesiona­les o universita­rios en curso por lo que estiman que es posible que la tradición empiece a mermar en un lapso de diez o quince años, dado que estas personas se dedicarán, por su mismo proceso académico, a otras actividade­s.

Los investigad­ores resaltaron que para este análisis fue vital el aporte de los palenquero­s y afrodescen­dientes Rosalbita Tejedor, Orfelina Herrera, Dolcey Romero, Sergio Cassiani, Noravis Tejedor Cassiani, Rosa Carmiña Herrera, Lina Padilla Estrada, Ronald Valdés, Manuela Pérez Salgado, Abel Pérez, Mariano Cassiani, Ricardo Pizano, Máximo Tejedor Herrera, Julio Coronado Gómez, entre otros, quienes compartier­on generosame­nte sus conocimien­tos sobre la cultura palenquera.

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Matilde Eljach
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Ezequiel Quiroz
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Efraín Llanos
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Lina Padilla

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