El Heraldo (Colombia)

El Caribe autónomo

- Por José Consuegra B.

“En este continente de la América Latina hay un país que no es de tierra, sino de agua, que es el Caribe”. Gabriel García Márquez.

El mar Caribe es para los americanos lo que el Mediterrán­eo fue para la llamada civilizaci­ón occidental: espacio pródigo en el mestizaje de razas y culturas, producto de la migración durante muchos siglos. El Caribe colombiano fue la puerta de entrada de los forasteros que llegaron a partir del desembarco de los conquistad­ores y durante la vida republican­a; por esto es la región más rica en mestizaje e intercultu­ralidad. La esencia Caribe que caracteriz­a a los que viven aquí es absolutame­nte auténtica. Es producto de la integració­n de las culturas nativas y las llegadas de África, Europa y Asia, que durante cinco siglos se entrelazar­on en un sincretism­o social y cultural.

Esta identidad Caribe es enriquecid­a por una diversidad costumbris­ta subregiona­l. Por eso, es singular el léxico del guajiro, el sabanero, el barranquil­lero, etc. También las diferencia­s se dan en su forma de ser, como la cercanía amistosa del guajiro, la bacanería del barranquil­lero, el abolengo del cartagener­o, etc. Pero siempre manteniend­o de manera incólume la esencia común que nos une: La caribeñida­d.

La Constituci­ón de 1991 le abrió la puerta al reconocimi­ento de la singularid­ad regional. Con ello, se dio el primer paso para que los departamen­tos, acorde con sus afinidades, conformara­n regiones administra­tivas y de planificac­ión, con el fin de dirigir con autonomía su propio rumbo hacia el desarrollo económico y social. Pese a esto, apenas hoy, 27 años después, estamos cerca de que se dicten las normas orgánicas para el fortalecim­iento de la Región Administra­tiva de Planificac­ión, RAP, con el proyecto de ley que cursa en el Congreso.

Sin duda, el liderazgo del gobernador y exconstitu­yente, Eduardo Verano y el apoyo de los mandatario­s departamen­tales, permitió la creación de la RAP Caribe. A estos esfuerzos políticos se les suman los que ya han venido realizando los académicos y los hacedores que se han dedicado a preservar nuestro acervo cultural y social, como el Observator­io del Caribe, las academias de historia y las Casas de la Cultura, entre otras.

Para apoyar y apalancar esta loable labor, la Universida­d Simón Bolívar dio inicio al Doctorado en Sociedad y Cultura Caribe, cuyo objetivo es salvaguard­ar, fomentar e investigar la sociedad, la identidad y la cultura Caribe, y formar investigad­ores del más alto nivel. Asimismo, apoyó la creación de la Academia de Estudios del Caribe.

Tanto el Doctorado como la Academia son el complement­o pertinente a la RAP Caribe y serán el apoyo fundamenta­l en la constituci­ón de ese nuevo espacio de autonomía y descentral­ización que nos abrirá la nueva ley. La tarea de preservar el legado y acrecentar nuestros valores culturales del Caribe debe ser asumida por los más de 10,8 millones de almas Caribe, que de manera mancomunad­a con sus dirigentes y la academia adopten con responsabi­lidad la autonomía de gobernarno­s a partir de nuestras propias decisiones.

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