Tormenta en Italia y España
Los nervios han vuelto a aflorar en los mercados europeos, con acentuadas caídas en las bolsas y subidas de los tipos de interés para bonos de los llamados países periféricos. La culpa la tiene la crisis política en Italia y, en menor medida, en España. En Roma siguen intentando formar un nuevo gobierno después de que el acuerdo entre la Lega y el Movimiento 5 Stelle (M5S) quebrara por el veto del presidente de la República, Sergio Mattarella. Este, dentro de los poderes que le otorga la constitución italiana, había vetado al candidato a ministro de Economía por tener un discurso demasiado antieuropeo y radical –incluyendo eso de que Alemania persigue los mismos objetivos que Hitler en el Tercer Reich por otras vías–. También el programa económico pactado por estas dos formaciones populistas había puesto los pelos de punta a mucha gente dentro y fuera de Italia. Pretendían introducir una renta básica, mejorar las pensiones y bajar los impuestos a todos los contribuyentes. Todo a la vez, cuando el país ya arrastra una de las mayores deudas públicas de Europa.
Mattarella ha intentado ganar tiempo con el encargo de un gobierno “técnico” a nada menos que un antiguo economista del Fondo Monetario, sin ningún apoyo parlamentario. Obviamente, se trata de una solución poco democrática. Un miembro de la Comisión Europea, el alemán Günther Oettinger, echó más gasolina al fuego al comentar que esperaba que la reacción negativa de los mercados financieros convenciera a los italianos de abandonar a los partidos populistas. El incendio en las redes sociales fue tal que Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión, tuvo que intervenir para asegurar que “el destino de Italia no está en manos de los mercados financieros”. Pero el daño ya estaba hecho y no cabe ninguna duda de que la Lega y el M5S explotarán las torpes e inaceptables declaraciones de Oettinger en la próxima campaña electoral.
La situación en España es muy diferente, aunque igualmente confusa. Este viernes el parlamento vota una moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy. Los socialistas del PSOE tomaron la iniciativa la semana pasada después de la muy esperada sentencia tras el macroproceso legal del llamado “caso Gürtel”. Una treintena de políticos y empresarios, entre ellos un ex tesorero del Partido Popular (PP) de Rajoy, fueron condenados a largas penas de cárcel por haber montado una red de corrupción, de la que también se beneficiaba el propio partido. Como un Houdini, Rajoy ha sobrevivido muchas situaciones críticas. Pero esta vez parece que se acerca su fin político. Si el socialista Pedro Sánchez fracasa, ya se vislumbra la siguiente moción de censura que se propondrá simplemente para convocar elecciones anticipadas.
En la actual convulsión europea, volver a las urnas en España no parece ideal. Pero mantener un gobierno agotado, golpeado por los escándalos y sin el suficiente apoyo parlamentario es definitivamente la peor opción.