El Heraldo (Colombia)

“Me dio envidia de la buena el nuevo estadio”

El dominicano, ganador de la Serie Mundial en 1997 con los Marlins de la Florida, elogió el homenaje que le hizo Barranquil­la a Rentería.

- Por Rosember Anaya R. Twitter:@rdeportes

Moisés Alou, campeón con los Marlins en 1997, concedió una entrevista a EL HERALDO.

La primera impresión que deja cuando alguien se le acerca es la de un hombre con carácter fuerte y de pocos amigos, pero esa imagen cambia totalmente cuando se entra en diálogo con él. Moisés Alou, a sus 51 años, es en realidad un tipo amable y que sigue amando el béisbol, igual que en aquellos días en los cuales jugaba en Grandes Ligas y fue clave en la conquista del título de la Serie Mundial con los Marlins de la Florida.

El expelotero de República Dominicana, que estuvo 18 temporadas en las Mayores con siete equipos diferentes, fue uno de los invitados especiales en la inauguraci­ón del estadio de béisbol Édgar Rentería. Antes de partir a su país de origen, charló con EL HERALDO amplia y amenamente.

P

¿Cómo lo trató Barranquil­la?

R

Me siento muy bien. Finalmente pude venir a Colombia, nunca había venido. Cómo no venir y apoyar un gran gesto de la ciudad de Barranquil­la de reconocer a uno de sus hijos como es Édgar Rentería. Nombrar un estadio de esa magnitud con su nombre, la estatua, el apoyo del público, la belleza del estadio, es algo... ¡Waoo! Me dio envidia de la buena, desearía que nosotros en República Dominicana tuviéramos un estadio tan bonito como este de Édgar Rentería. Ojalá algún día se pueda lograr allá. Siempre he sido un fiel luchador de que se apoye más el deporte y el béisbol. Me avergüenzo a veces de mi país porque nosotros somos, fuera de los Estados Unidos, el productor número uno de jugadores de las Grandes Ligas, y no hemos contado con el apoyo de las autoridade­s. Pero con todo esto nuestros jugadores son héroes porque siguen saliendo a las Grandes. Pero algún día tendremos un estadio como el de Édgar Rentería.

P

¿Cómo recibió la noticia cuando Rentería lo invitó a estar en este homenaje?

R

De verdad que fue una gran casualidad. Dios pone las cosas juntas a veces. Ahora mismo soy el director de las seleccione­s de República Dominicana en el terreno de juego y era un motivo también para venir a Barranquil­la. Yo no iba a poder asistir por algunos compromiso­s que tenía en República Dominicana, pero pude lograr venir aunque me perdí de una actuación de mi hija en el colegio, pero aquí estoy muy contento. Gracias a Dios no me perdí este gran evento, todo está muy bonito, el cuadrangul­ar está excelente. Colombia jugó un beisbol muy bueno ante Venezuela.

P

¿Cómo es su relación con Édgar Rentería?

R

Tenía rato que no lo veía. Édgar y yo fuimos grandes compañeros. El béisbol es un juego que une mucho, a países, amigos. El 99. 9 % de los jugadores de béisbol son grandes personas, no se si es que el juego los convierte o llegan siendo buenas personas, pero de verdad que sí. Yo tuve la oportunida­d de jugar 18 años en las Grandes Ligas con siete equipos diferentes y para mí eso fue una bendición. Uno conoce jugadores diferentes. Desde que conocí a Édgar en 1996, yo aún estaba en los Expos, sabía que era un muchacho con mucho talento y muy respetuoso. Después jugamos juntos en 1997 y ganamos la Serie Mundial. Édgar no es solo una gran persona, también fue un gran jugador, muy decisivo, no solamente por los

hits que dio en ambas series mundiales que ganó, eso lo hacía todas las semanas en Miami. Édgar y Luis Castillo eran los más jóvenes, yo era mucho mayor que ellos, también estaba ‘Bobby’ Bonilla y Gary Sheffield. Édgar era un muchachito que siempre venía con el bate oportuno y eso es algo que valoramos mucho, era pieza importante del equipo.

P

¿Hablar de Édgar Rentería en las Grandes Ligas es referirse a qué?

R

A un gran jugador y persona. Édgar tiene ese corazón de crecerse en las situacione­s importante­s del partido.

P

¿Una anécdota que recuerde junto a Rentería?

R

Jajajajaja­ja. Son tantas. Pero yo siempre recuerdo que nosotros nos sentábamos en la parte trasera del avión, ahí siempre estaban los latinos y los morenos, y Édgar se sentaba con nosotros y cada vez que el avión despegaba, siempre preguntaba a varios: ¿cuánto dinero tienes tú? Luego decía: aquí

nadie tiene nada, ahora mismo todo depende es del piloto, eso le causaba miedo a algunos y risas a otros.

P

¿Dónde estuvo la clave para que los Marlins ganaran la Serie Mundial 1997?

R

Yo siempre digo que Darren Daulton, que en paz descanse, fue una pieza super clave para el equipo. Cuando él llega del equipo de Filadelfia fue una inspiració­n para nosotros. Él tuvo como 10 operacione­s en las rodillas y él llegaba al estadio temprano y se ponía hielo en las dos rodillas, duraba una hora sentado y después de la práctica se ponía hielo de nuevo. Él vivía con hielo para poder jugar. Era un tipo que daba el 100% en el terreno de juego, corría fuerte, ese año dio nueve triples. Él vio un equipo de los Marlins cómodo y al segundo día de entrenamie­ntos recuerdo que nos llamó y nos dijo que teníamos que ponernos las pilas, que teníamos un buen equipo, pero él no veía la actitud para ganar. Eso fue clave para lograrlo. Lo otro fue la relación que teníamos entre todos.

P

¿Dónde cree que estuvo el auge de su carrera en sus 18 temporadas en Grandes Ligas?

R

Siempre mi papá me decía que el punto clave de la carrera de un jugador llega como a los 29 o 30 años, a esa edad yo estaba con Houston, y diría que sí. Mis mejores años fueron en Houston. Yo era un buen bateador, pero en Houston me convertí en un gran bateador. Ese fue el momento clave de mi carrera y donde me desarrollé como jugador.

P

¿Qué significó para usted tener a su lado a su papá Felipe en las Grandes Ligas?

R

Mi papá me dio muchos consejos dentro y fuera del diamante. Cada vez que veo a mi papá, me da consejos. Él es una persona de palabras sabias. En conversaci­ones de pesca, política u otro tema de la vida, siempre me daba un mensaje. Jugué siete años para él, cinco con los Expos y dos con los Gigantes. Tuvimos una gran relación y aprendí muchísimas cosas. En Montreal me sentaba al lado de papá en el círculo de espera porque él se paraba ahí y siempre estaba hablándome de algo. No diciéndome qué tenía que hacer, pero detrás de ese mensaje había algo que me iba a ayudar para mi próximo turno.

P

¿Qué cree que era lo mejor que tenía como pelotero?

R

Primero le doy gracias a Dios por darme la bendición de estar en las Grandes Ligas por largo tiempo, algo que fue muy bonito. Las personas me preguntan que si extraño el juego o estar jugando, les digo que no porque yo disfruté cada momento y lo viví como si fuera mi último día. Cada vez que yo veía un estadio lleno, yo valoraba eso y ponía el 100%. Fue un tiempo grandioso. Aprendí de grandes bateadores. Iván Calderon me ayudó muchísimo. Recibí buenos consejos de mi papá, de Pablo Cruz. Me considero que yo fui un buen bateador.

P

¿Cuál es el batazo que usted más recuerda?

R

Fueron tantos. Si hubiese tenido el hit de Rentería para ganar la Serie Mundial (risas). Yo di muchos batazos en mi carrera. Diría que el doble que di en el décimo

inning para ganar el Juego de Estrellas de 1994 en Pittsburgh.

P

¿Cómo analiza hoy el béisbol de las Grandes Ligas?

R

Es un béisbol diferente. Hay muchísimas nuevas reglas con las que no estoy de acuerdo y no voy a entrar en detalles porque no quiero crear ningún tipo de polémica. Pero eso de estar poniéndole un reloj a un partido de béisbol es algo que no es lo correcto, tú puedes tratar de agilizarlo un poco, pero no de la manera y con esas medidas que lo hacen. Hay otras reglas que cuando yo jugaba no existían y era más divertido el partido. Pero el béisbol sigue creciendo, hay una tremenda industria.

P

¿Va estar en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe que organizará Barranquil­la este año?

R

Si Dios quiere, trataré de estar aquí, a pesar de que tengo muchos compromiso­s. Trataré de estar aquí, me interesa porque soy parte del equipo de Dominicana y si estoy aquí, el equipo se beneficia mucho. Además nunca he hecho parte de unos Juegos Centroamer­icanos.

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 ?? ROSEMBER ANAYA ?? Alou en el piso 13 del hotel Crowne Plaza, donde se alojó en Barranquil­la. Ahí atendió a EL HERALDO.
ROSEMBER ANAYA Alou en el piso 13 del hotel Crowne Plaza, donde se alojó en Barranquil­la. Ahí atendió a EL HERALDO.
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RAFAEL POLO Moisés Alou en medio de su diálogo con el periodista de EL HERALDO, Rosember Anaya Ramírez.

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