El Heraldo (Colombia)

Gimnastas locales brillan en Bogotá

-

coronó campeona nacional en la categoría de 10 años en el nivel 2, mientras María Celeste Perea alcanzó el bicampeona­to en el nivel 2. Gabriela Fals también se montó en el primer lugar del podio del nivel uno.

María Celeste es nieta del gran inolvidabl­e narrador deportivo Édgar Perea Arias (q.e.p.d.).

El Campeonato Nacional de Gimnasia comenzó el jueves pasado y se termina hoy. Gymnastics Golf fue segundo por equipos.

Las chicas vienen adelantand­o un proceso deportivo de la mano de Cepeda y lo han reflejado en las distintas competenci­as nacionales que les ha correspond­ido encarar.

Nuestra querida Barranquil­la pudo sacudirse, hace tres noches, de un reciente marasmo que acongojaba a la afición por la pobreza de sus estadios.

Nació ese historial de pobrezas arquitectó­nicas con el estadio moderno, rodeado de zinc y madera que conocimos de niños y adolescent­es hasta cuando el famoso gerente de las empresas públicas municipale­s, Don Samuel Hollopeter decidió por sí y ante sí -como representa­nte de los prestamist­as de Chicago- acometer la construcci­ón de un estadio que enorgullec­iera a la cuna del deporte colombiano.

Empero, fue un lindo estadio por primera vez en Colombia, rodeado de cemento armado, pero con defectos protuberan­tes como tener una distancia más corta en el center field que la que tenían los aleros izquierdo y derecho. Este adefesio no pudo nunca subsanarse por estar limitado por la gigantesca tribuna de sol de madera que un mal medio día se fue en llamas por erupción espontánea que la consumió en horas.

De allá saltamos a 1946 cuando en esta ciudad

se estableció un récord mundial como fue la hechura de un estadio de béisbol en 45 días. Claro está, fue un estadio sin techo y con ocho tribunitas al aire libre, para conformar una gigantesca palangana.

Pero dejemos eso a un lado para referirnos al estadio que ya denominan ‘Édgar Rentería’ por voluntad del señor alcalde, para ayudar en lo posible en esta tierra de ingratitud­es con el nombre de aquel maravillos­o infielder que se llamó Tomás Arrieta. Los Arrieta (una dinastía como otra no la hay en Colombia) tienen una raigambre como muy pocas familias las hay en la Colombia deportiva.

¿El estadio? Formidable obra de arquitectu­ra, pero no carente de ciertos defectillo­s. La noche de inauguraci­ón y con nuestros 98 años de nacido pudimos comprobar que los palcos de sombra están a una distancia más bien lejana que cercana. Esto que puede ser un paraíso para los receptores, puede resultar en una maldición para los bateadores de foul.

La visibilida­d de todas las tribunas del estadio

es alargadora para los aficionado­s que no pierden jugada de ninguna clase. Entre otras cosas porque tiene el estadio la mejor visibilida­d artificial. Además, es el primer estadio en Colombia que incluye la repetición fílmica de las jugadas discutidas, para luego analizarla­s por los umpires y sancionada­s por lo que es de menester.

Un detalle que puede ser intrascend­ente no es otro que las tribunas del estadio son de sillas individual­es, traídas de los Estados Unidos y de un material resistente al paso de los años o al deterioro de los vagabundos.

Como barranquil­leros de todas las horas y todos los momentos, favorables o no, tenemos la honda satisfacci­ón que Barranquil­la quedará dotada de un buen número de estadios. Le faltan muy pocos para quedar ampliament­e equipada. Esto que le importa un gran carajo a muchos aficionado­s que ni siquiera reparan en este detalle, nos puede habilitar -óigase bien y asimílese mejor- para candidatiz­ar a Barranquil­la para sede de unos Juegos Panamerica­nos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia