Los siete caribeños en Rusia
Los escenarios recreativos, las pequeñas ligas, la capacitación de entrenadores, los centros de alto rendimiento, deben ser una prioridad departamentales y municipales.
Alguna vez, refiriéndose a los orígenes regionales de los jugadores de la selección colombiana de fútbol, Francisco Maturana afirmó que los futbolistas del interior aportaban disciplina, los del Pacífico contribuían con serenidad, y los costeños eran quienes le daban al equipo la imaginación. Al margen de esta generalización, que como todas es falible, no podemos negar que el lugar donde se nace, la experiencia de la crianza, el clima y paisaje, definen la manera como se entiende el mundo y la vida; y el fútbol, como lo han creído muchos de sus principales protagonistas, es una manera de vivir. En nuestra selección modelo 2018, la región Caribe está representada por siete atletas -contando la reciente incorporación del lateral Farid Díaz, quien fue llamado a última hora para reemplazar al lesionado Frank Fabra-. Estos jugadores, nacidos en Valledupar, Codazzi, Cartagena, Puerto Colombia, Santa Marta, Tierralta y Santo Tomás, pondrán al servicio del equipo, además de su talento, su compromiso y su amor por la camiseta, todas las virtudes implicadas en el hecho de haber nacido y crecido en nuestra región: la alegría, el desparpajo y, como dijo Maturana, la imaginación. Cada vez que un deportista costeño representa al país en una competencia mundial, se reafirma la necesidad de continuar consolidando las políticas públicas del deporte. Los escenarios recreativos, las pequeñas ligas, la capacitación de entrenadores, los centros de alto rendimiento, deben ser una prioridad departamentales y municipales, no solo para continuar viendo a los nuestros en las principales competencias del planeta, sino para estimular la cohesión social, la formación integral de niños y adolescentes, y la atención a poblaciones vulnerables. Si nuestros siete mundialistas tuvieron que enfrentarse a múltiples obstáculos en su camino hacia el éxito -ausencia de recursos, falta de apoyo institucional, necesidad de emigrar a otras regiones para poder recibir oportunidades-, y aún así pudieron convertirse en referentes mundiales de su disciplina, es seguro que el cielo será el límite para las nuevas generaciones de deportistas costeños arropadas por un apoyo institucional serio y permanente. Desde aquí le enviamos a nuestra selección, y especialmente a nuestros siete campeones caribeños, la mejor energía y el cariño de quienes se sienten muy orgullosos de sus logros, y confían en que harán una excelente Copa del Mundo.
José Fernando Cuadrado, Farid Díaz, Wílmar Barrios, Carlos Bacca, Miguel Ángel Borja, Luis Fernando Muriel, Radamel Falcao García, que haya suerte, goles y mucha imaginación.
Cada vez que un deportista costeño representa al país en una competencia mundial, se reafirma la necesidad de continuar consolidando las políticas públicas del deporte.