Ata y Toto, un emprendimiento para vestir princesas
Se trata de un proyecto familiar que busca que las niñas luzcan los vestidos pomposos tradicionales con las últimas tendencias de la moda.
Ata y Toto es una marca de moda infantil para niñas desde los seis meses hasta los seis años. Hasta este punto el emprendimiento de la familia Dávila Márquez es como todos: una idea, un objetivo y un mercado. Sin embargo el factor diferencial surge en toda su historia y el mensaje que buscan enviar con cada prenda.
“Se trata de que las niñas vuelvan a vestirse como niñas, que no dejen de lado esa etapa ni esencia que ahora se está perdiendo. Se visten como mujeres y nos estamos saltando la niñez, el proceso de esa bonita edad”, explica Marcela Dávila, que junto a su hermana y mamá crearon esta marca.
Cuenta que cuando María Lourdes, su hermana, tuvo a Victoria, su sobrina, era muy difícil conseguirle vestidos pomposos, aquellos que evocaban su infancia. Por tal razón su mamá, Martha, empezó a hacerle la ropa a la nueva integrante de la familia.
“Le preguntaban a mi hermana que de dónde eran los vestidos y pedían uno de regalo. Mi mamá tiene conocimiento de telas por el Carnaval, además que Alfredo Barraza es como un tío”, relata Marcela, exreina del Carnaval de Barranquilla.
Se trata, en palabras de ella, de un proyecto familiar, en el que los roles están claros. “Mi mamá diseña, compra las telas y nosotras nos encargamos del resto”, afirma con gracia aclarando que el proceso apenas empieza y poco a poco han adquirido también los conocimientos en tendencias, confección y demás.
La empresa nació en diciembre del año pasado y en estos meses ha evolucionado tanto que ya tiene un almacén. En honor a Victoria recibe el nombre, otra historia de unión familiar que hace parte del proyecto.
“El nombre nace porque Victoria no sabía decir su nombre, entonces decía Toto, y si escuchaba el de mi mamá decía Ata. Cuando le preguntaban cómo se llamaba ella respondía Ata y Toto”, relata.
La clave para Marcela es que todo es hecho con amor, tal como el de una abuela a su nieta. “Además acompañamos con nuestros vestidos a la construcción de los recuerdos, en los momentos más importantes. Hacemos parte de la historia de las niñas”.
A los vestidos, que evocan lo tradicional pero son marcados también por las tendencias actuales de la moda, les ponen mensajes “que las hagan sentir poderosas, a ser parte de la historia, ayudándolas además a crecer sintiéndose seguras”, concluyó.