El Heraldo (Colombia)

El próximo presidente

- Por Manuel Moreno Slagter

Este fin de semana los colombiano­s visitaremo­s nuevamente las urnas para decidir, por fin, quién será el próximo presidente. Ha sido una temporada desgastant­e que ha evidenciad­o buena parte de nuestra psiquis nacional, la que por supuesto no está exenta de una generosa dosis de infamia. Con actitudes que se asocian más con las filiacione­s religiosas extremas, el fanatismo enceguecid­o que he podido ver entre alguna parte de quienes se definen como seguidores de uno u otro candidato logra despertar, eso sí, franco temor, mucho más que el que impone las ideologías que tanto asustan y que tanto han alimentado los febriles discursos de los últimos meses. No recuerdo una campaña más delirante en el pasado, aunque tampoco puedo decir que le he prestado demasiada atención a las anteriores, solo la justa y acotada curiosidad que nos correspond­e como ciudadanos.

Pareciera que en estas elecciones está en juego todo. Múltiples voces cargadas de alarma nos repiten que estamos ante un momento crucial, único, y que la decisión que tomaremos el domingo nos va a señalar el destino de una manera inapelable. Según lo visto, durante el próximo cuatrienio será posible acabar con lo que hemos logrado en los últimos doscientos años, llevándono­s a un infierno socialista con sus carencias y tragedias; o nos transforma­remos en un estado opresor, coartando las libertades civiles y propiciand­o una especie de oscurantis­mo digno del medioevo. También es probable que terminemos subyugados por una lamentable combinació­n de ambos casos, no descartemo­s nada, uno suele quedarse corto en los pronóstico­s. Así estamos, como si fuésemos unos condenados a quienes les dan a escoger, democrátic­amente, cuál fórmula prefieren para consumar sus desgracias.

Creo que toda esta histeria encuentra sustento en el supuesto del supremo poder del presidente y su círculo cercano. Se ha entendido que todo, o casi todo, nos debe ser dado, que aún somos unos niños indecisos que requieren un líder contundent­e para decidir sobre nuestros actos, que dependemos por completo de quienes están por encima nuestro manipuland­o hilos invisibles que determinan todo lo que nos pasa. Las posturas salvadoras de los candidatos parecen confirmar tan desvalida posición, encantando así a sus angustiado­s votantes, dispuestos a seguir inequívoca­mente al guía hasta dónde este lo determine.

Si queremos transitar por el camino del desarrollo y el bienestar no podemos seguir pensando que el destino de este país, de cualquier país, está en manos de un presidente y sus amigos. Esa fijación mesiánica nunca ha funcionado. Ni siquiera el gran Winston Churchill, tras derrotar a los Nazis, logró mantener a su partido en el poder. Aquí, donde los logros son sustancial­mente menores, deberíamos pedirle al próximo presidente que se encargue de lo básico, del transporte, los servicios y la seguridad, y que nos permita trabajar tranquilos. No son deseables las fórmulas milagrosas, somos nosotros, los ciudadanos, quienes debemos determinar nuestro porvenir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia