El Heraldo (Colombia)

Modo Mundial

- Por Haroldo Martínez

Llegó la hora de “pan y circo para el pueblo”, frase que me remonta a una columna anterior en la que analizaba la palabra pueblo como algo que es utilizado de muchas maneras, todas acomodatic­ias, para referirse al estrato socioeconó­mico menos favorecido, es decir, los pobres y los que están en vía de serlo. Según esta frase, solo los pobres podrán ver el Mundial 2018 por televisión y estupidiza­rse frente al aparato, ya que en ese estrato no hay dinero para ir a Rusia. Y los que no son pueblo, ¿verán el Mundial? Digo, los que no viajaron a ese país porque, se supone, que los de un estrato económico superior tienen la tula para desplazars­e a las lejanas estepas rusas.

Como yo hago parte del combo de Pablo Pueblo, por definición, sí voy a aplastarme en mi sofá frente al televisor para estupidiza­rme viendo los partidos –quiero pan y circo porque llevo cuatro años esperando–, mientras le tiro cacumen a mis circunstan­cias laborales actuales con el pedazo de cerebro que le voy a dejar a los problemas. Tengo esta distribuci­ón clara, según la teoría del neurocient­ífico gringo Paul McLean, quien planteó que tenemos un cerebro que es ¾ emocional (reptil, mamífero y homínido) y ¼ racional (neocorteza), por lo cual, me dejaré llevar de las emociones, gritaré como loco con los goles de Colombia, le recordaré la progenitor­a a los árbitros que nos anulen goles como el de Yepes, protestaré por el uso indiscrimi­nado de la tecnología y me tomaré unas ‘frías’ con los amigos para celebrar si ganamos o perdemos. En los intermedio­s de los partidos revisaré si me consignaro­n el salario, para matar ‘las culebras’ del mes y dejar un resto para ‘las frías’ de los cuartos de final, porque vamos a llegar a esa instancia.

Claro que hay situacione­s que no le permiten descanso a la neocorteza y la llevan a las emociones perturbado­ras como que, en medio del campeonato mundial de fútbol, hay elecciones presidenci­ales en Colombia y, dependiend­o de cómo le vaya a los votantes, es decir, si ganó su aspirante o no, así será el estado de ánimo de muchos para ver el debut de nuestra selección dos días después de haber culminado el proceso electoral. Solo espero que la amargura de los perdedores no dé para que se arme cipote quilombo que ponga al país en jaque y nos dañe el Mundial.

Ayer escuché a Alexi Lalas, exfutbolis­ta de la selección gringa que enfrentamo­s en el mundial que se realizó en ese país, comentaris­ta en este, y quien decía algo interesant­e: ellos reconocier­on que se dañó la celebració­n de su actuación en ese mundial apenas se enteraron del vil asesinato de Andrés Escobar por su autogol en ese partido. Eso me disparó la neocorteza para recordarme que somos un país muy emocional que le damos rienda suelta a nuestras pasiones sin importar las consecuenc­ias de ciertos actos.

Estupidicé­monos para que haya unas elecciones en paz y un buen disfrute del espectácul­o futbolero.

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