Una nueva Colombia
La suerte está echada. Si nada extraordinario sucede –como un eventual fraude impulsado desde esferas institucionales–, a las seis de la tarde del próximo domingo el nuevo presidente de los colombianos será el doctor Iván Duque Márquez.
Terminará así uno de los períodos más lamentables de toda la historia del país. Me refiero al gobierno de Santos. Con la victoria de Duque regresará la decencia a Colombia. Desde hace ocho años, cuando Santos nos engañó a todos los colombianos, no hemos sabido qué es un día bueno. Da pena decirlo, pero eventualmente el nuestro puede ser –en el momento– el país más corrupto de América Latina.
Estamos peor que en Venezuela. Me explico: el otrora “nuevo mejor amigo” de Santos, Nicolás Maduro, al menos va de frente y prácticamente no niega que su administración es una dictadura. Santos, en cambio, posa de estadista. Saca peLa cho diciendo que es Nobel de Paz. La realidad, no obstante, es que Santos es un hombre sin límites.
Todo aquel que osa meterse con él la pasa muy mal. Empezó en 2010 por traicionar a su mentor, Álvaro Uribe. Uribe le puso todos los sufragios en aquella contienda de hace ocho años. Apenas fue electo presidente sacó la daga que tenía debajo de su ruana y le pegó la puñalada trapera al exmandatario antioqueño.
Por ejemplo, colocó como sus ministros a los peores enemigos de Uribe. A las pocas horas de posesionado se fue para Santa Marta a abrazarse con Hugo Chávez. El objetivo de Santos era provocar. Pero, eso sí, sin dar cara.
Estamos a un día de recuperar a Colombia. Que el país no se equivoque y entienda que el candidato de Santos es Gustavo Petro. Ya las Farc anunciaron que votarán por él. Y cuando las Farc hablan es como si lo hiciera Santos.
Estamos al borde del abismo, pero también tenemos la solución en nuestras manos. Y la solución es Iván Duque.
Si gana Petro, que es casi imposible, nos volveremos como Venezuela, Nicaragua o Cuba. Son países que están perdidos. Se quedaron detenidos en la historia. Y nosotros no queremos que eso nos pase.
Con Duque volverá la institucionalidad a Colombia. Terminará la persecución contra la oposición. Nos volverán a respetar en el exterior. Ya no se burlarán más de nosotros por aquello de que un grupo terrorista nos cogió ventaja y es el que manda en el país.
Con Duque volveremos a respirar tranquilos. Ya no tendremos que ver a los Márquez, a los ‘Santrich’ y a los ‘Timochenko’ gritando a todo el mundo. Esos tres sujetos, por ejemplo, harán parte del pasado si gana Duque.
El nuevo presidente de los colombianos ha dicho que no hará trizas los puntos acordados entre el Gobierno de Colombia y las Farc en La Habana. Yo, en parte, estoy de acuerdo con eso. Yo prefiero verlos extraditados.