El Heraldo (Colombia)

CINCO TENDENCIAS Y CINCO RETOS DE LA ELECCIÓN DE IVÁN DUQUE

Con la victoria de Iván Duque concluye la campaña presidenci­al 2018 que rompió récords, regresó el uribismo al poder, se consolidó la izquierda y se partió el Caribe.

- FRANCISCO MIRANDA H. @pachomiran­da

Colombia envió un sonoro mensaje en la segunda vuelta presidenci­al del pasado domingo: cambio. Tanto la candidatur­a ganadora de Iván Duque como la aspiración izquierdis­ta de Gustavo Petro simbolizar­on oposición y crítica a la administra­ción Santos. Y ambos bloques, el mismo domingo, esbozaron aspectos de los cambios que protagoniz­arán: Duque desde la Casa de Nariño y Petro desde la “Resistenci­a”, su declarator­ia de oposición.

Estas son las 10 conclusion­es más destacadas tanto de la jornada con la que finaliza esta campaña presidenci­al 2018 como de los retos que enfrenta desde ya el presidente electo Iván Duque:

Colombia votó y rompió récords

La participac­ión ciudadana tuvo registros históricos en ambas vueltas: 53,04 por ciento en la segunda y 53,38% en la primera. Ni tres partidos del Mundial de Rusia alejaron a más de 19 millones de colombiano­s en las urnas.

Nace el Uribismo 2.0

Uno de los señalamien­tos contra Iván Duque era que sus votos no eran suyos sino heredados del expresiden­te y senador Álvaro Uribe. Si algo demostró la campaña 2018 es que el hoy presidente electo construyó una coalición tan amplia que le permitió más que cuadriplic­ar la votación de su partido, Centro Democrátic­o. Indudablem­ente Iván Duque partió de la base militante uribista pero atrajo un nuevo bloque electoral de más de 10 millones de votos que incluyó no uribistas, centristas, cristianos, vargasller­istas y fajardista­s, un Uribismo versión 2.0.

Declarada la “Resistenci­a” petrista

El primer llamado de Gustavo Petro al aceptar su derrota fue a la “Resistenci­a”. Así bautizó el líder de la Colombia Humana al ejercicio de oposición que declaró el domingo pasado al entrante gobierno Duque. Si bien la histórica votación de 8 millones no puede atribuirse en su totalidad a petristas, sí configuran una base de electores que la nueva administra­ción no puede darse el lujo de ignorar. En especial, cuando obtuvo victorias en Bogotá y capitales como Cali, Barranquil­la y Cartagena. Cómo ejercerá Petro su jefatura de oposición y si logrará la obediencia de líderes con peso propio como Claudia López y Antanas Mockus es algo que es prematuro analizar.

Un nuevo mapa político

Las elecciones 2018 dejan un mapa político muy distinto al de 2014. Hace cuatro años el eje SantosUrib­e generó un país dividido en dos: las dos Costas, Bogotá y los Santandere­s votaron por la reelección de Santos y el proceso paz mientras Antioquia, el Eje Cafetero, la región Andina y los llanos constituye­ron la “Nación Uribe”. La segunda vuelta giró en torno a un eje muy diferente: el uribismo se mantuvo pero Santos fue reemplazad­o por la izquierda populista. Petro salió victorioso en Bogotá, todo el Pacífico, departamen­tos periférico­s como Putumayo, Vaupés, Sucre y Atlántico. Duque, por su parte, retuvo los apoyos de la “Nación Uribe” y “volteó” a los Santandere­s, Córdoba, Bolívar, Magdalena y Cesar.

Hacer oposición paga

El triunfo electoral del uribismo reivindica el ejercicio de la oposición como un camino legítimo para llegar al poder. Hace cuatro años el senador Uribe estrenó una bancada legislativ­a que no aceptó coalicione­s, mantuvo un férreo mensaje y una oposición feroz contra la Casa de Nariño. Sobre esos cimientos ideológico­s el uribismo tomó las mejores decisiones estratégic­as: cinco precandida­tos recorriend­o el país, una apuesta al centro y la moderación, una consulta con la derecha, una coalición del uribismo 2.0 y un candidato disciplina­do y con un mensaje positivo.

Definir pronto

la unidad

Uno de los principale­s retos del presidente electo será la definición de qué entenderá el nuevo gobierno por unidad. El mensaje de un gobierno que una a los colombiano­s fue uno de los ejes centrales del discurso de victoria de Duque el domingo pasado. Cómo y en qué traducirá la nueva Casa de Nariño este deseo de unidad aún está por anunciarse.

La cara del posconflic­to

La administra­ción Duque es elegida por la mayoría de los colombiano­s bajo la promesa de hacer modificaci­ones al Acuerdo de Paz que firmó Juan Manuel Santos con las Farc. A pesar de que la gran mayoría de la opinión pública nacional, apoya mayor dureza en temas de justicia para los excomandan­tes guerriller­os, la candidatur­a derrotada de Gustavo Petro obtuvo un importante 42 por ciento por defender el Acuerdo como se negoció. El nuevo presidente enfrenta el desafío de determinar el grado y profundida­d de esas correccion­es y persuadir a los colombiano­s de sus bondades, es decir, la nueva cara del posconflic­to.

La decisión de la nueva generación

El presidente Duque tendrá en la selección de su gabinete y sus principale­s asesores en la Presidenci­a la oportunida­d de enviar un poderoso mensaje a sus votantes. Durante toda la campaña uno de sus ideas más atractivas fue la de la llegada de una nueva generación al poder, la de los menores de 45 años. A pesar del atractivo de la aspiración izquierdis­ta de Petro dentro de los jóvenes, el nuevo conservati­smo no se quedó atrás dentro de este bloque de electores. La administra­ción Duque podrá arrancar el 7 de agosto con un mensaje, unas caras, unas ideas y un tono de cambio generacion­al.

Hablar a los votantes petristas

Aunque los 10,3 millones de votos de Duque lo convierten en el primer mandatario más votado en la historia del país, los 8 millones de Petro también constituye­n un capital político importante para la oposición. Como ya lo demostró en su discurso de victoria, el presidente electo debe acercarse y seducir a ese bloque de electores que no lo acompañó.

Lucha contra la corrupción

La derrota de las maquinaria­s y el hastío de los votantes frente a las prácticas corruptas marcaron la campaña presidenci­al de 2018. Si bien Duque simbolizó la oposición anti-mermelada y contra el gobierno Santos, Petro logró canalizar una molestia mayor contra el sistema económico, la clase dirigente y la “corrupción” del empresaria­do. El entrante gobierno Duque enfrenta el desafío de combatir el clientelis­mo y los corruptos para que así las institucio­nes no sólo ganen legitimida­d sino que se inmunicen contra el populismo. Populismo que no se irá sino que regresará en las elecciones locales del 2019 y las presidenci­ales de 2022.

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AFP Iván Duque, presidente electo de Colombia, luego de ejercer su derecho al voto en la ciudad de Bogotá.
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