Las denuncias del Fiscal
Pasaron décadas antes de que un funcionario judicial de alto rango dijera lo que todos sabíamos y criticábamos a sotto voce, desde que las elecciones se convirtieron en un vergonzoso mercado persa. Era ya natural y corriente la compra de votos individuales o colectivos como en el caso de buses repletos de pasajeros y de toda clase de trampas en las registradurías y en las mesas de votación. ¿O qué tal los E-14?
No es para reprocharle al fiscal Martínez Neira lo que denunció ayer con bombos y platillos. Es mejor tarde que nunca. Pero algo no anda bien, o vamos al fin por el camino correcto. Decimos que no anda bien porque es sospechosamente inusual que ocurra lo que ocurrió. Una acusación formal contra concejales, diputados, representantes a la Cámara, candidatos y reconocidos empresarios con unas pruebas contundentes como las que la Fiscalía mostró ayer en su búnker en Bogotá.
Por lo pronto está hecha la acusación de Martínez Neira, a quien se le conoce como jurista y al que le endilgan padrinos políticos como Vargas Lleras o relaciones subordinadas de servicio profesional con Sarmiento Angulo.
Al Fiscal hay que abonarle los señalamientos hechos con nombre propio. Al menos eso esperaba la opinión pública, que, desde el anuncio de estas, anotaba consejas y especulaba sobre lo que iba a decir el jefe del organismo acusador. Esperemos que en otros procesos sea tan diligente como ahora. Uno de ellos es el de la Ruta del Sol II, cuya investigación y preclusión aún no acaba de convencer a la gente.
Lo que ha hecho Martínez Neira es poner en contexto lo que todo el mundo sabía, pero nadie denunciaba formalmente. Inclusive quienes criticaban abiertamente en los cocteles de la noche a los compradores de votos, hacían negocios y aceptaban ser recomendados de los hoy acusados, en sus oficinas, pero de día.
De tal manera que a nadie sorprende escuchar de viva voz del Fiscal los nombres de Aida Merlano, Lilibeth Llinás, Jorge Rangel, Margarita Ballén, Juan Carlos Zamora, Aissar Castro Bravo, Aissar Castro Reyes y Vicente Támara. Tampoco sorprende que llame a interrogatorio de indiciado a los empresarios Julio y Mauricio Gerlein, miembros del poderoso clan Gerlein y a quienes los interrogarán por su presunta participación en la organización y el financiamiento electoral que originó esta investigación.
La cartilla que leyó el Fiscal incluye los delitos de concierto para delinquir y corrupción de sufragante en concurso homogéneo y sucesivo.
La suma de más dos mil intermediarios que habrían favorecido a varios candidatos al Congreso determina que se trata de una gran empresa electoral, de esas que hace varios años funcionan aquí y sobre la cual cabalgan con cinismo los mismos que dan con el pecho henchido declaraciones en la radio matutina sobre lo divino y lo humano; la moral y la ética, muchos de ellos herederos de la corrupción electoral. Pero aun faltan peces más gordos. Muy gordos.