El Heraldo (Colombia)

Como Paragüita, ninguno

- Por Marcela García Caballero marcelagar­ciacaballe­ro@gmail.com @marcelagar­ciacp

Para esta semana había escrito una columna totalmente diferente. Quería escribir algo sobre el escándalo de los videos de nuestros compatriot­as en Rusia, sobre la doble moral de algunas personas en redes sociales y sobre ese sentimient­o de que “estamos bajo el ojo del gran hermano” que me hace sentir tan insegura. Sin embargo, el jueves casi a media noche, justo cuando la iba a entregar, recibí una noticia que hoy me tiene con el corazón roto: el adiós del gran César ‘Paragüita’ Morales.

Cuando me eligieron como soberana dije que para mí el Carnaval de Barranquil­la había sido (y aún lo sigue siendo) un estilo de vida, que no era solo una fiesta cualquiera y que había personas que, gracias a este mundo carnavaler­o, me habían visto crecer amando este festejo de tradición, color y folclor. Una de esas personas era ‘Paragüita’.

El líder de las Marimondas del Barrio Abajo encarnaba su personaje los 365 días del año. Era ‘mamador de gallo’, alegre, bacán, sin pelos en la lengua, auténtico y sonriente. Y al mismo tiempo, era un director incansable, quien solidificó un nombre a punta de disciplina y amor por el arte. Realmente era increíble que a pesar de que le costara un poco caminar y que los años los sintiera pesados, salía a animar esa Vía 40, sonriéndol­e a su público, sonriéndol­e a la vida.

Me da nostalgia saber que ya se fueron de este mundo tres de las personas que tuvieron mucho que ver en esta ‘traga carnavaler­a’ mía, una que no sé cuándo fue que comenzó, pero que sí sé que jamás se irá. Primero fue Léon Caridi, el gran benefactor de estas mismas marimondas y un verdadero amante de esta fiesta, luego hace poco Humberto Pernett, el director del Cipote Garabato (pues también he sido, desde siempre, garabatera) y ahora el gran César ‘Paragüita’. Caramba, cómo pasa el tiempo y cómo todo cambia.

Cuando le cuento a alguien que no es barranquil­lero lo que significa el Carnaval para su gente, cómo le cambia la vida a tantos, lo importante que es ser un gran director de un grupo folclórico y el honor que es hacer parte de uno, me quedo corta en palabras. Es difícil explicar por qué alguien como ‘Paragüita’ trabajó la vida entera por una danza y llevó esa bandera, su bandera, a todas partes. Creo que a otros les costaría entender por qué un día como hoy, uno en el que le decimos adiós a un grande, es tan triste, es tan gris, y a la vez está tan lleno de color, de amor, de música y de papayeras por doquier. Creo que definitiva­mente, y a pesar de que suene un poco repetitivo, quien lo vive es quien lo goza y quien lo goza es quien lo entiende.

Así que digámosle adiós en grande, como se lo merece, como fue su corazón, como vivió cada Carnaval, a César ‘Paragüita’ Morales, ‘mi marimonder­o de toda la vida’, el que decía lo que quería, el que le puso vida a los años.

Porque como su sopa al final de cada desfile, pocas. Porque como su alegría no hay una. Porque como él, ninguno.

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