La cirugía que ‘fabrica’ nuevas sonrisas
El especialista Jorge Leyva, cirujano maxilofacial, le devuelve “la función y estética” a los pacientes con labio y paladar fisurado.
En brazos de su mamá, Isabella toma jugo de manzana. Es el mejor alivio después de muchas lágrimas que eran sinónimo de hambre. Ella, de seis meses, estuvo en ayunas como preparación para una intervención quirúrgica, aquella que sus padres Kleidys Strockel y Ever Pitre esperaron desde el momento de su nacimiento.
El 29 de diciembre del año pasado nació Isabella. Fue prematura. Los chequeos fueron realizados desde la octava semana de gestación de manera muy puntual.
El cirujano maxilofacial Jorge Leyva la operó en un quirófano de la clínica Portoazul. Duró una hora la intervención que mejoraría la función de la nariz y boca de Isabella, que al nacer, cuenta su mamá, tenía el labio fisurado.
Kleidys recordó el día del nacimiento perfectamente. Fue una cesárea que culminó con el llanto de Isa. De inmediato, los médicos se acercaron a ella y le dijeron que le debían mostrar a su bebé “porque hay mamás que los rechazan y dicen que se los cambiaron”.
“Me dijeron que tenía un problema. Como estaba tapada no la veía y me pidieron que no me impresionara. Luego la psicóloga y la trabajadora social me explicaron de qué se trataba y fue cuando me contaron que es algo que se puede solucionar”, recuerda.
Decir que es fácil, no, afirmó. “Pero puedo pensar que no es algo de más gravedad o que no tenga solución”, agrega.
Llegó de La Guajira, donde vive, a Barranquilla la noche anterior a la cirugía. Su papá no pudo asistir porque debió quedarse trabajando, pero su mamá estaba ahí, con la preocupación característica de toda madre, pero la esperanza de que Isa estuviese bien después de la intervención.
“Yo esperaba que mi hija estuviera normal debido a todos los controles que tuve, fue una sorpresa que naciera con una malformación. Me decían que eso se mejoraba, que lo operaban, pero tenía mucho miedo porque uno como madre quiere que su hijo tenga un desarrollo normal”, señaló.
Ese desarrollo normal es el principal objetivo del especialista Leyva. Él busca el abordaje y la rehabilitación integral de cada paciente. “Vamos a operarlo y pa’ lante. No se trata de que le digan pobrecito porque no es una víctima”, explicó el galeno mientras operaba a Isabella.
Estuvo acompañado de un anestesiólogo, Gustavo Higuera, un residente de cirugía plástica, Carlos Villadiego, y un cirujano maxilofacial, José Quiñones. Luego de la operación, a modo de chiste, dice que el primero “es el que pone orden y la música”.
“Nació con una malformación que se llama labio y paladar fisurado. Es de las más comunes del ser humano que afectan la cara y su solución es quirúrgica a través de un manejo multidisciplinario”, explica Leyva, añadiendo que no es solo la cirugía, “es todo el contexto de la alimentación, lactancia, dientes de leche”.
Desde el año 97 realiza este tipo de operaciones, algunas son a través de la fundación Fábrica de Sonrisas, donde lleva más de mil pacientes operados.
Durante la cirugía Kleidys confesó sentir “muchos nervios. La expectativa por ver su carita cómo va a quedar. Estoy feliz porque sé que hay esperanza de que pueda tener una vida normal, interactuar con otros niños y buscamos que ella al crecer juegue con sus primos y amiguitos”.
La idea es “devolver la función para que tenga una cara lo más normal posible”, indica Leyva.
“A simple vista podemos decir que hay un ‘hueco’ en la cara, pero en realidad es la función lo que se altera, y esa es la prioridad para nosotros. Al yo devolver la función, devuelvo la forma, la cirugía consiste en reconstrucción funcional, en este caso nasolabial”.
Se buscó en el quirófano “reconstruir músculos, la estructura, que muerda y mastique bien, y de ñapa que sea algo estético”.
“¡Quedó lindo!”, le dijeron en medio de la operación al galeno, a lo que él respondió “mira qué bonito”, con una voz paternal, la misma con la que pidió a sus asistentes que retiraran a la pequeña paciente en brazos de la camilla.
La intervención terminó con una foto que marca el antes y después de Isa, a la que le encantan los sonidos fuertes y estar rodeada de personas. Tendrá que volver en una semana para que le retiren los puntos. Luego deberá acudir a terapias, además de una operación de su paladar, elementos que, explica Leyva, “van de la mano del crecimiento”.
“Sueño que mi hija tenga una buena calidad de vida, por eso hacemos todos los sacrificios por ella”, fueron las palabras de la mamá al recibir a su bebé.
Isabella recibió su nombre por su tía abuela y su abuela que “son mujeres muy fuertes”, explica su mamá, por tanto ella piensa que “Isa será una niña fuerte”. Una pequeña que sonreirá con la confianza y la fortaleza que sus padres le han transmitido y la labor que el médico Leyva realizó en aquél quirófano.
La cirugía realizada por el doctor Leyva tiene como objetivo principal recuperar la función nasolabial.