El Heraldo (Colombia)

¿Hacia un gobierno corporativ­ista?

- Por Jairo Parada

En el manejo del Estado en Colombia han existido varias institucio­nes poderosas que definen las posibilida­des de las políticas públicas. La primera de ellas es el clientelis­mo, institució­n poderosa e invisible pero real, que distribuye puestos y contratos, afectando la calidad de la gestión pública, a cambio de votos en los procesos electorale­s. No permite el desarrollo de la carrera administra­tiva y promueve la tercerizac­ión laboral en lo público. Esclaviza al ciudadano que debe votar por dicho candidato si no quiere perder su puesto. Se utiliza también en el sector privado.

La segunda es la ética patrimonia­lista en el manejo del Estado. El Estado se divide en “zonas” que pasan a control de algún parlamenta­rio, diputado o concejal. Este considera que dicha entidad estatal es “suya” con derecho a poner y quitar empleados y definir contratos. De esta forma las políticas públicas quedan mediatizad­as, pues los más capaces nunca llegan a los cargos públicos. Cada funcionari­o “es” de algún político, como si fuera su dueño. Limita también la libertad de los empleados del Estado.

La tercera es el corporativ­ismo. En el terreno de la política y el manejo del Estado, generalmen­te los “gremios” empresaria­les pasan a controlar altos cargos, a través de sus “técnicos”, personas muy calificada­s, con una larga carrera en sus entrañas. El gobierno de Duque parece ensayar este camino con su reciente gabinete. Muchos de esos nombramien­tos parecen acertados y no se podrían cuestionar, hasta que a cada región le da su ministerio para que no se quejen. Pero generalmen­te son personas que vienen de trabajar con los gremios empresaria­les por años. Eso no sería problema, siempre que se entienda que el manejo de lo público es muy diferente a defender los intereses de los empresario­s, más interesado­s en sus tasas de ganancia y el volumen de sus ventas. Para eso son los gremios, para defender los intereses de sus asociados. ¿Podrán quitarse ese ropaje al llegar a los ministerio­s y pensar en la necesidad que este país mejore en términos de igualdad y distribuci­ón del ingreso? El punto clave aquí es entender que el Estado es un ente complejo que debe responder no solo a los intereses de los empresario­s sino más bien a los intereses generales de la sociedad. Se necesita tener una visión de país y para ello no basta lo gremial. Si el gobierno solo busca “mejorar” un poco el status quo, muy pronto se desgastará. Si cree en las teorías del “goteo”, donde basta fomentar la confianza inversioni­sta para que ocurra el crecimient­o de la inversión privada, me temo que el camino estará lleno de buenas intencione­s pero nos llevará al estancamie­nto. Solo oír hablar de austeridad fiscal, adelgazami­ento del Estado y bajar los impuestos a los empresario­s, no parece ser una agenda de desarrollo. Para ello basta examinar las propuestas del Consejo Gremial Nacional (52 páginas), donde hacen propuestas en todos los campos que claramente los benefician, pero nada dicen de la equidad, de la propiedad de la tierra, de combinar rebajas a sus impuestos con alzas de los mismos a las personas ricas. En síntesis, el corporativ­ismo nos puede llevar a una nueva frustració­n nacional sin una visión de país.

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