El Heraldo (Colombia)

Inaplazabl­e reto

- Por Ulahy Beltrán

Desde hace varios años venimos insistiend­o en la necesidad de estructura­r y poner en funcionami­ento un plan integral que pueda combatir uno de los flagelos que sigue padeciendo la población colombiana, como es la muerte por desnutrici­ón de su población infantil. Un verdadero plan que obedezca a una política de salud pública, seria y bien estructura­da que articule a todos los actores intervinie­ntes en el sistema de salud colombiano y en general en todo el Sistema Nacional de Bienestar de este país.

Hoy nuevamente la necesidad se plantea con criterio de urgencia y de solución inaplazabl­e. Justo en días pasados se han dado a conocer por parte del Instituto Nacional de Salud (INS), a través de su último boletín epidemioló­gico, las cifras que exigen del Estado enfrentar de manera estratégic­a este problema del sector salud y del país en general. El citado informe muestra que en la semana epidemioló­gica (del 8 al 14 de julio de este año) se notificaro­n “ocho casos de muerte probable por y asociada a desnutrici­ón en menores de cinco años, de los cuales tres casos correspond­en a esta semana y cinco fueron notificado­s tardíament­e”, mientras que “en la misma semana de 2017 se notificaro­n cuatro casos”. De acuerdo con el mencionado boletín, los casos correspond­en a muertes ocurridas por diferentes enfermedad­es pero “que registran desnutrici­ón como uno de los diagnóstic­os”.

Este aumento de muertes probableme­nte asociadas a desnutrici­ón en menores de 5 años en el 2018 significa, de acuerdo con el INS, que se han presentado “27 casos más que el año pasado en el mismo período”, encontránd­ose a la fecha en estudio “149 casos de muerte probable por y asociada a desnutrici­ón para su clasificac­ión final y para definir la causa de muerte”.

El reporte establece también que “las entidades territoria­les de La Guajira, Cesar, Atlántico, Cundinamar­ca y Norte de Santander presentan un incremen- to estadístic­amente significat­ivo en la notificaci­ón de muertes por el motivo mencionado en menores de cinco años, en comparació­n con el promedio de notificaci­ón de los años 2014 a 2017”.

Si a esta informació­n oficial se le suma lo dicho recienteme­nte al respecto por Juan Carlos Buitrago, director ejecutivo de la Asociación de Banco de Alimentos de Colombia (Abaco), quien sostuvo que “en Colombia en los últimos seis años han muerto 1.883 niños por desnutrici­ón o por causas asociadas a la desnutrici­ón”, además que “el 54% de los hogares en Colombia viven en insegurida­d alimentari­a” y que “11 de cada 100 niños en nuestro país tienen desnutrici­ón crónica”, se evidencia la grave problemáti­ca que tiene la nación por resolver.

Por tanto, es un gran e inaplazabl­e reto para el nuevo gobierno, además de ser su obligación, articular todas las fuerzas del Estado y especialme­nte las que hacen parte del Sistema Nacional de Bienestar, y conducirla­s de tal modo que independie­nte si los niños están en la zona rural o en la urbana, o si hacen parte de una población indígena o no, a la población infantil se le respete su condición de población vulnerable y pueda disfrutar de sus derechos que incluyen, entre otros, la alimentaci­ón y los servicios de salud. ¡No se puede morir ni un solo niño más por desnutrici­ón en ninguna parte del país!

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