El Heraldo (Colombia)

Acabaron con Fonade

- Por Cccilia López Montaño

Para quienes tuvimos la oportunida­d de dirigir al Fonade en la década del 80, hemos visto con mucha preocupaci­ón como pasó de ser una entidad respetada, que cumplía con la labor fundamenta­l para el desarrollo de la infraestru­ctura del país, a ser un botín que enriqueció a políticos que quisiéramo­s ver por fuera del escenario nacional. Hoy es uno de los peores ejemplos de corrupción que involucra no solo a políticos –especialme­nte provenient­es de la Región Caribe, con grandes votaciones– sino también a funcionari­os de la entidad que han contribuid­o al saqueo de recursos públicos a través de la gestión realizada por la entidad en cuestión.

En la década del 60, cuando se creó, hasta los años 90, el Fonade fue una institució­n dedicada a financiar proyectos de preinversi­ón. Es decir, esa etapa previa fundamenta­l para el éxito de las grandes obras de infraestru­ctura, las cuales, sin estos análisis previos, difícilmen­te pueden llegar a feliz término. Pero desde los años 90 se cambió su naturaleza jurídica, lo cual derivó en el abandono de la preinversi­ón para dedicarse a financiar proyectos de desarrollo y a intervenir en su gestión.

Hoy el Fonade está en una crisis de tal dimensión que se ha llegado, por parte de algunos sectores, a plantear la necesidad de eliminarlo. La razón es obvia: se convirtió en estos años en una fuente inmensa de corrupción, capturado por los peores líderes políticos, algunos de ellos hoy en la cárcel por la forma como manejaron sus investidur­as cuando fueron miembros del Congreso de la República. Pero no solo se cambió su naturaleza jurídica, sino que se flexibiliz­aron las normas de contrataci­ón, de manera que este país invadido de corrupción abrió las puertas para que los políticos que se adueñaron de esta entidad en las dos últimas décadas la saquearan, aprovechán­dose de forma vergonzosa de recursos públicos que son de todos los colombiano­s. Por fortuna hoy están identifica­dos algunos de estos culpables, que sin duda faltan, pero la justicia está actuando y requiere el apoyo de esa ciudadanía honesta que ve con dolor y asombro cómo estos individuos, incluyendo funcionari­os de Fonade, han contribuid­o a destrozar esta entidad.

Lo que finalmente suceda con quienes han arrasado esta entidad va a ser definitivo para que esa cantidad de ladrones de cuello blanco, algunos de ellos supuestame­nte líderes de regiones y del país, tengan por fin claro cuál será su destino si siguen creyendo que pueden pasar de manera impune sus actos que destruyen entidades. Por ello, es fundamenta­l que este escándalo de Fonade demuestre que la búsqueda de transparen­cia en el manejo de recursos públicos y privados no es solo un discurso, sino una estrategia con la cual deberíamos dar ejemplo.

Como conclusión es fundamenta­l que la preinversi­ón vuelva a tomarse como una actividad fundamenta­l en este país que aún tiene que realizar muchas obras de gran envergadur­a.

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