El Heraldo (Colombia)

Las posaderas del Congreso

- Por Alberto Martínez @AlbertoMti­nezM

Para empezar llamemos a las cosas por su nombre. Lo que mostró Antanas Mockus en el Congreso fue el culo. Culo –no se alarmen– es, según la Real Academia de la Lengua, “el conjunto de dos nalgas”.

En la antigua Roma los senadores de cualquier partido lo pelaban sin pu- dor en los baños públicos, que eran también lugares de reuniones. Allí Mecenas, Lucio Munacio y Cayo Asinio Polión, depositaba­n sus miserias en taburetes comunales, sin muros ni mamparas, al tiempo que conspiraba­n contra las leyes del emperador Augusto.

Con Mockus, entonces, habría vuelto a la escena política.

Con sus pliegues de vergüenza perpetua, él esperaba siempre una oportunida­d para sacar la cara.

Era, eso sí, objeto de bullying. Un rostro de aburrimien­to, por ejemplo, se convertía en “cara de culo”.

Sin duda estaba asociado con lo feo. De ahí todos los sinónimos obscenos que se reconocen en el mundo hispanohab­lante. ¡Que vaina tan jopo! decimos en la Costa Caribe, para sentenciar el carácter negativo de la voz.

Pero los de hoy son otros tiempos para el final del espinazo.

Con la era digital empezaron a aparecer unas estéticas que reivindica­ron la imagen del mal visto.

Las belfies (o selfies del lugar en el que la espalda pierde su nombre), se han encargado de mostrar el rostro más oculto del cuerpo humano.

De hecho, la cuenta Cheekyexpl­oits, que comparte en Instagram imágenes de nalgas de muchos tamaños y formas, estaba llegando ayer a 300 mil seguidores. Su eslogan es: “haciendo al mundo más feliz a través de los traseros”.

Con razón han empezado a aparecer otras denominaci­ones. El sitio http://www.xn--sinnimo-n0a.es/culo. html, sugiere ahora como sinónimo: huesito dulce.

Y mientras muchos discuten hoy si aquel es el último tramo excretor del intestino o es un órgano sexual, hay quienes desde la rumpología, una técnica usada por los babilonios, griegos y antiguos romanos, estudian la personalid­ad a través de los glúteos.

Parece, pues, que ha llegado una hora con menos afrenta para las posaderas.

Por eso las bellas Alejandra Falla, Margarita Rosa de Francisco y Lindsay Campuzano, no tuvieron ningún reparo en solidariza­rse con Mockus por el mismo lado descubiert­o.

Si les importaba un culo lo que decía el saliente presidente del Senado, había que mostrar algo que llamara la atención. Y Mockus lo hizo rápido y contundent­e, como enseñan los manuales https:// es.wikihow.com/enseñarlee­l-trasero-a-alguien, pero sin mucho efecto.

¿Saben qué pasa? Que así como en la comunicaci­ón verbal hay palabras que no deberían decirse, en la no verbal hay gestos que se deben recoger. El tema no es de ideologías enfrentada­s (las nalgas son apolíticas) ni de cortinas de humos (¿o de gases?). Hablo de redundanci­a.

Pues, develar lo que ya no es tan impúdico es tan efectivo como intentar que los émulos de los senadores romanos, acepten oler sus propias inmundicia­s.

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