En Colombia también
Ante la crisis que enfrenta Venezuela, que ha obligado a muchos ciudadanos de este país a salir de él, la sociedad colombiana y sus instituciones deben responder efectivamente desde el principio de humanidad para respetar los derechos de migrantes que se encuentran en el territorio, evitando escenarios de discriminación e irregularidad. Hace unas semanas en mi columna escribí sobre la equivocación y la crueldad de la política migratoria del gobierno de Trump, así como de los desafíos que tienen los países de la Unión Europea para que las bases sobre las que se consolidó no sean contradichas por las políticas migratorias adoptadas en los últimos años.
Sin embargo, mucho hablamos de lo que pasa en otros países como Estados Unidos, pero somos poco capaces de mirar lo que pasa en América Latina en lo referente a los derechos de los migrantes y la regulación vigente. Vemos con malos ojos que en otros países se señale a latinoamericanos y árabes de forma discriminatoria, pero avalamos en nuestros países ideas como que la delincuencia y criminalidad es responsabilidad de extranjeros. Asimismo, somos abiertamente críticos con las políticas migratorias de otros estados, pero desconocemos la inseguridad jurídica que enfrentan todos aquellos migrantes que llegan a países como Colombia, Chile o México.
En lo que se refiere a la situación en Colombia, hemos visto como múltiples medios de comunicación emplean titulares que conllevan fuertes componentes de discriminación y que le atribuyen responsabilidad a venezolanos por el incremento de atracos, por la prostitución o por el colapso del sistema de salud. Estos reportes aislados no tienen en cuenta cuántos colombianos y colombianas se dedican a la prostitución, pero sí cuantos venezolanos y venezolanas lo hacen; del mismo modo, se ocupan de mencionar los hospitales que han colapsado por la atención a extranjeros, pero no se explica cuántos otros centros de salud no cuentan con la capacidad para atender ni nacionales ni foráneos en ningún momento.
La reflexión es que cuando queremos buscar un responsable sobre todo lo que funciona mal tratamos de señalar a un tercero o a una situación como la venezolana, cuando en realidad se trata de problemas estructurales de país, como la inseguridad o el ineficiente sistema de salud. Estos corresponden a asuntos que como país no hemos podido superar y frente a los cuales queremos eludir responsabilidad.
Lo cierto es que Colombia debe dejar de ver la llegada de venezolanos como un problema para verlo como una oportunidad para crecer como país, para aumentar nuestro capital humano y mostrar que estamos preparados para crecer como una sociedad que entiende y asume los derechos humanos, en este caso, los derechos de los migrantes presentes en el país.