La noche de la conciliación
Una reflexión sobre el ‘show’ que abrió los Centroamericanos.
La ceremonia de inaugu- ración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que hoy cumplen su séptima jornada en Barranquilla, fue aclamada no sólo en esta ciudad, sino en Colombia, salvo por los despistados de la franja lunática que nunca faltan en estos casos. Fue una puesta en escena soberbia, qué duda cabe, así que lo que los barranquilleros ventilaban al día siguiente era cuál de sus partes había sido la mejor según el gusto de cada quien.
En lo que a mí concierne, escogí dos: 1) el acto en que se recreó el Carnaval de Barranquilla, y en el que Checo Acosta y Cuco Valoy cantaron a dúo las canciones Baila en la calle y Frutos del carnaval, mientras grupos de danzas y comparsas las coreografiaban en la gigantesca pista; 2) el corto recital de Shakira y su estupenda muestra de baile, que fue el acto de cierre.
Explicaré mis razones, que van más allá del especial agrado que ambos actos me produjeron. Empiezo por circunscribirme a la canción Baila en la calle, que, bajo tal título, el ya octogenario dominicano grabó en 1985 con su agrupación Cuco Valoy y su Nueva Tribu. En primer lugar porque se trata de uno de los más felices éxitos imperecederos de nuestro Carnaval, hasta el punto de que justamente Shakira cita su estribillo en su ‘hit’ mundial Las caderas no mienten, que en parte es también un homenaje al carnaval barranquillero, y que por cierto ella interpretó esa noche. En segundo lugar porque es un buen ejemplo del fructífero diálogo musical que se viene dando desde mediados del siglo XX entre Colombia y República Dominicana, que refleja la existencia de una sensibilidad común en estos dos pueblos.
Esa canción, además, tiene una historia digna de contarse, cuyos protagonistas incluyen a varios compositores e intérpretes de Quisqueya… y a nuestra Shakira.
La resumo así: en 1983, y con el título de Asfalto y carnaval, la canción fue compuesta por el gran músico Luis Díaz Portorreal, más conocido como Luis ‘Terror’ Días, para el concurso nacional convocado con el fin de escoger el tema del carnaval de República Dominicana de 1984. La canción ganó y fue grabada en 1984 por su autor, quien la interpretó junto con Sonia Silvestre. Un año después, en 1985, Fernando Villalona lanzó su propia versión, con un nuevo título (Carnaval)y un arreglo diferente, versión que fue la que acabó imponiéndose hasta el día de hoy en la isla caribeña, sobre todo en el carnaval. El mismo año, como ya he dicho, la grabó Cuco Valoy para el mercado de Colombia, adaptando la letra para agasajar el Carnaval de Barranquilla y a varios personajes y lugares de la ciudad. El último capítulo de esta historia es de aparente discordia: en 2006, tras haber publicado Shakira Las caderas no mienten, no le gustó a Luis ‘Terror’ Días que ella hubiera incluido allí cuatro compases de su composición sin reconocerle los créditos. Hubo amenaza de demanda por plagio, aunque la actitud del dominicano siempre fue cordial. Finalmente, según una versión de prensa, las partes llegaron a un acuerdo económico y evitaron acudir a los juzgados.
Pero yo sentí que la verdadera conciliación se produjo esa noche en el estadio Metropolitano: no fue gratuito que, en el marco de la apertura de unos juegos que celebran la pertenencia de 37 países a una misma comunidad geocultural, la del Gran Caribe (sólo El Salvador no tiene costas en este mar), el contagioso “Baila en las calles de noche, baila en las calles de día” fuera entonado en una misma gran ocasión, por un lado, por dos voces, y voceros, eminentes de Colombia y República Dominicana al alimón –Cuco y Checo– y, por otro, por la propia Shakira. Donde esté –sé que ya no está en absoluto, pero voy a suspender la incredulidad–, donde quiera que esté, digo, el maestro Luis Días habrá sonreído, batido palmas y quizá canturreado con su ronca voz que la noche era propicia “para que juntemos nuestras alegrías”.