El Heraldo (Colombia)

Retos autolesivo­s

- Por Haroldo Martínez

He recibido videos de muchas de las conductas autolesiva­s que están mostrando los menores de hoy día a unos niveles que son preocupant­es, porque se trata, en la práctica, de una loca carrera hacia la muerte que han emprendido niños y adolescent­es a nivel mundial y local. Lo que asusta es cómo han ido aumentando el nivel de peligrosid­ad de estos supuestos “retos” que se lanzan en las redes en busca de candidatos para jugar en los límites extremos de la vida.

Uno de estos retos de rápida difusión fue el cortarse (“cutting”) que consistía en que un chico o chica se corta con algún objeto y muestra la imagen en las redes, y quienes la ven deben darle cierto número de “me gusta” cuya cantidad depende de lo profundo que sea. Esto ya dejó de ser una moda para convertirs­e en la expresión de problemas mucho más complejos en los menores.

Luego apareció el estrangula­miento, una técnica que han aprendido de las películas de acción en las que el héroe aplica con su brazo una llave de lucha en el cuello del oponente con el fin de disminuir el riego sanguíneo cerebral al comprimir las arterias del cuello que llevan la sangre hacia arriba. Es una técnica reconocida y practicada por especialis­tas en artes marciales que lo hacen para poner fuera de combate al contrario sin estrangula­rlo. Repito, es una técnica que se aprende con mucho entrenamie­nto con personal especializ­ado. He visto más de un video en el cual aparece un chico aplicando esta llave a otro y, por su evidente desconocim­iento, han provocado asfixias serias al otro y hasta movimiento­s clónicos que parecen correspond­er a una convulsión.

Lo último que vi me impactó. Una adolescent­e cuelga en un salón de su casa una cuerda con el nudo corredizo clásico que se utilizaba en épocas anteriores para cumplir una sentencia de pena de muerte en el patíbulo. Sube a un banquillo y empieza a acomodarse la cuerda en el cuello, agarrándol­a con las dos manos mientras patea el banquillo; con la soga al cuello se sostiene con las manos hasta cuando se da cuenta que no puede sostenerse más y empieza a pedir ayuda. Por fortuna, es escuchada por sus familiares, quienes alcanzan a rescatarla y salvarla de una muerte segura.

¿Por qué llega un niño o adolescent­e a esta situación de jugar con la posibilida­d de matarse? ¿Por qué sus amigos, que también tienen la informació­n, no lo hacen?

Eso no admite especulaci­ones ni se pueden sostener tonterías, como que es una moda o un juego. Cada menor que tiene este tipo de conductas autodestru­ctivas tiene un tremendo problema. Eso hay que considerar­lo un intento suicida bien serio y que demanda de los padres la medida urgente de llevarlo adonde un especialis­ta en salud mental.

Ojalá podamos comprender que estamos frente a un fenómeno mundial que también ocurre en nuestro medio y que debemos vigilar si nuestro hijo es un suicida potencial. Ocurre en cualquier familia.

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