Se agota el tiempo
Aunque hay motivos para ser escépticos, Santos aún tiene tiempo para cumplir su compromiso de asegurar la nueva APP del Río antes de dejar el cargo. Los barranquilleros, y los costeños en general, estamos atentos.
Están a punto de cumplirse cuatro años desde que, en septiembre de 2014, Juan Manuel Santos firmó con el consorcio Navelena el contrato para la recuperación de la navegabilidad del Río. En aquel acto, celebrado en Barranquilla, el presidente proclamó con orgullo que se cumplía así el sueño del Libertador Simón Bolívar, quien vislumbró un país articulado por su principal arteria fluvial. El proyecto entró en barrena a raíz del escándalo de corrupción de Odebrecht, ya que esta compañía brasileña era la accionista mayoritaria de Navelena, y después de muchos rodeos el Gobierno declaró la caducidad del contrato, en abril de 2017. Pese a que desde Bogotá habían asegurado que tenían un ‘plan B’ para reanudar con celeridad un nuevo proceso de contratación, el hecho es que, a escasos 10 días del fin de mandato de Santos, el proyecto sigue en el aire. En marzo pasado, en una visita a Barranquilla, el presidente afirmó que la nueva APP del Río “va”. Pero, parodiando la conocida ranchera, no ha ido. Por lo visto, el liderazgo político y empresarial costeño no ha tenido el peso suficiente para ‘amarrar’ el contrato, y eso que los votos de la Costa fueron decisivos para la reelección de Santos. Por cierto, ¿dónde ha estado metida durante todo este tiempo la famosa ‘bancada costeña’? Resulta llamativo que un proyecto de esta envergadura, llamado a transformar la economía del país, no parezca interesar ya a nadie, excepto a los costeños y, muy en particular, a los barranquilleros. Es obvio que la navegabilidad del Magdalena beneficiaría enormemente a nuestra ciudad, por su condición geográfica. Pero también ayudaría a desarrollar zonas productivas en toda la cuenca del río, donde se concentra el 85% del PIB nacional. Quizá el único sector reacio a este proyecto sea el gremio de los camioneros, que vería reducirse su negocio al ampliarse el transporte de carga por el río. A cambio, se reduciría en 20 millones de toneladas por año la emisión de gases de efecto invernadero que genera el transporte terrestre. En todo caso, pese a la pasividad del resto del país, desde EL HERALDO seguiremos dando la pelea por este proyecto. Esperamos que, aunque ya no queda casi tiempo, el presidente Santos haga un último esfuerzo para dejar la viabilidad económica del contrato garantizada en un Confis. A los barranquilleros y los costeños en general nos tranquilizaría que este proyecto de tanta trascendencia quedara asegurado en la agenda nacional antes de que Santos se marche. Ya nos encargaremos más adelante de recordar a Iván Duque su compromiso de desarrollarlo.
Resulta llamativo que un proyecto de esta envergadura, llamado a transformar la economía del país, solo parezca interesar a la Región Caribe, que se ha convertido en su más activa defensora.