La odisea para ir al ‘cole’ en El Toco
En esta vereda de San Diego, norte del Cesar, 45 niños caminan a diario hasta 20 kilómetros en medio del agua y el barro, y exponiéndose a otros peligros, para llegar a escuelas rurales en poblaciones vecinas.
En esta vereda de San Diego, al norte del Cesar, 45 niños caminan a diario hasta 20
ilómetros para ir al colegio en Los Brasiles y Nuevas Flores, utilizando para ello una vía totalmente deteriorada.
EL TOCO, CESAR. Cada mañana, de lunes a viernes, 45 niños de la vereda El Toco, al norte del Cesar, caminan hasta 20 kilómetros para llegar a la escuela de primaria y colegio de bachillerato (10 de ida e igual distancia de regreso) sobre una vía destapada y deteriorada que se vuelve peligrosa en época de invierno, llena de agua y lodo, y bordeada de maleza. La travesía la inician entre las tres y cuatro de la madrugada para poder llegar a tiempo a clases, sorteando riesgos en medio de la oscuridad que mitigan con ‘focos’ de mano.
El mismo recorrido deben hacerlo de regreso a sus casas, pero bajo el sol inclemente o la lluvia, dependiendo del clima. En total son unos 20 kilómetros ida y vuelta, lo que equivaldría a caminar cuatro veces el recorrido de la Batalla de Flores de Barranquilla, por ejemplo, pero sobre un trayecto prácticamente intransitable, al punto de que ni los conductores se atreven a ingresar con sus vehículos; de ahí que el servicio de transporte escolar no llegue a ese caserío.
Los que más caminan son los cinco niños que estudian la secundaria, porque sus respectivos colegios quedan en los corregimientos Los Brasiles y Nuevas Flores. Salen desde lo profundo de la vereda hasta un punto donde llegan los carros contratados por el municipio para de ahí llevarlos a las instituciones educativas; los otros 40 menores son de primaria y hacen tránsito desde las fincas o casas dispersas, tomando el mismo ca- mino que es el principal de acceso, para llegar a la escuela en el centro del pueblo.
‘LLEGAMOS CANSADOS’
Wendy María España, tiene 11 años y estudia tercero de primaria en la escuela de El Toco, sale a las cuatro de la mañana de su casa, agarrando de la mano a su hermano de cinco, para emprender el ‘viaje’ a pie por el camino escabroso. “Me levanto temprano, porque sino llego tarde al colegio. Vengo en chanclas, es que si me pongo los zapatos, se me dañan; demoro bastante caminando y algunas veces las chancletas se quedan pegadas en el barro”, relata la pequeña que tiene bien clara su responsabilidad como estudiante.
“Muchos no vuelven a la escuela, pero yo quiero aprender”, precisa mientras sigue su trayecto con un pequeño morral en la espalda, donde lleva sus cuadernos, sujetando a su hermano menor en medio de los charcos de agua que registra el camino por las lluvias de los últimos días.
La entrada a la escuela es a las 6:30 de la mañana, y en ocasiones, cuando logran llegar, se encuentran que los docentes, por las mismas condiciones de la vía, no pudieron cumplir con la jornada. Son unas dos o tres horas caminando de ida y el mismo tiempo de regreso. “Salimos a las 12 del mediodía de la escuela, y llegamos cansados a las tres, a veces a las cuatro de la tarde, a la casa. Es difícil”, comenta la niña, quien también observa las dificultades de su padre para sacar la leche que ordeña de las vacas en la finca. “Los carros que recogen la leche a veces no entran, entonces se queda ahí y se pierde”, manifiesta.
Leonardo Sánchez Andrade, de 15 años, estudia sexto grado en el colegio de Nuevas Flores. Dice que “me levanto a las tres de la mañana para llegar a las 5 y 20 al portón de entrada al pueblo donde me recoge el carro, por el mal estado de la vía salgo en pantaloneta, y cuando logro llegar me pongo el uniforme en el vehículo escolar para que no se me moje o dañe durante el trayecto a pie”.
“A veces encontramos culebras, y el agua forma pozos en el camino que debemos pasar, hay muchas dificultades por falta de arreglo a la vía”, señala el joven, que aun en medio de tantas vicisitudes, es uno de los mejores estudiantes de su salón.
‘NOS SENTIMOS AISLADOS’
Los niños de El Toco lanzaron un S.O.S al gobierno del Cesar para que se le haga mantenimiento al camino de herradura que cada mañana sortean para cumplir con las jornadas académicas. Los padres de familia indican que “los estudiantes de la ciudad tienen todas las comodidades, los llevan en carros, unos lujosos, hasta las puertas de los colegios, y aun así algunos pierden el año; pero nuestros hijos a pesar de estas condiciones aprenden, se van superando, pero necesitamos que el gobierno nos ayude”.
La vereda El Toco, en jurisdicción del municipio de San Diego, está a unos 64 kilómetros de Valledupar. Se ingresa a este territorio desde la capital del Cesar por carretera hasta el corregimiento Los Brasiles, y de ahí por un camino de herradura con dos puentes a punto de colapsar, siendo los últimos 10 kilómetros prácticamente intransitables.
Allí habitan actualmente 55 familias, todas víctimas de la violencia, que han ido retornando mediante procesos de restitución de tierras, de hecho es uno de los casos emblemáticos de devolución de predios que les fueron arrebatados a sangre y fuego por los paramilitares.
No obstante, los lugareños indican que a pesar de la restitución, se encuentran aislados y en el olvido por parte de las administraciones locales. El Toco no tiene vía, tampoco agua potable, ni electrificación, aunque esta última se encuentra en proyecto.
El presidente de la Junta de Acción Comunal de esta vereda, Varlen Brito Navarro, dice que "aquí el 80 por ciento de la población se dedica a la ganadería y el otro 20 por ciento a la agricultura, sembramos yuca y maíz, pero por el mal camino se nos dificulta sacar la producción; además el gran problema es que a los niños les cuesta más trasladarse desde sus casas a la escuela, y a veces cuando hay invierno se vuelve peor la vía".
Marlionis Arzuaga Pérez, habitante de El Toco, precisa que “desde que se produjo el retorno, hace unos cinco años, a este camino no se le ha hecho nada. Nos sentimos aislados por los gobiernos municipal y departamental, venimos pidiendo a la Alcaldía y a la Gobernación que nos ayuden a arreglar la vía, pero ha sido difícil; la alcaldesa en varias ocasiones nos ha dicho que no hay plata, y la administración departamental está arreglando la vía terciaria a ‘Las Laticas’, donde queda la finca del Gobernador, pero para acá no se meten”.
“Allí está la maquinaria del Batallón de Ingenieros, no sé cómo es el convenio con este, pedimos que lleguen con la maquinaria aquí, pero nos piden que coloquemos el Acpm, nosotros no tenemos condiciones para eso, porque haciendo unos cálculos nos cuesta 5 millones de pesos, y no tenemos, porque más bien las cosechas se nos pierden”.
“Somos víctimas del conflicto, y ahora somos víctimas del olvido del Estado”, sostuvo.
Efraín Sánchez, otro lugareño, manifiesta que prefiere salir cada 15 días o cada mes de El Toco, por el mal estado de la vía. “Yo tengo una moto y casi siempre se me daña, no hay transporte que llegue acá. El Gobierno tiene expectativa nacional para que los niños estudien, pero no invierte en mejorar las condiciones para que ellos puedan llegar a las escuelas”, puntualiza.
QUE INTERVENGAN LA VÍA
Sobre la dificultad que presenta la vía de acceso a El Toco, el secretario de Infraestructura Departamental, Federico Martínez Daza, señaló que “la Alcaldía y Planeación Departamental están tramitando en el Ocad Paz la intervención de esta vía”.
Sin embargo, la jefe de la Oficina de Gestión del Riesgo Departamental, María José Páez, indicó que con el apoyo del Batallón de Ingenieros del Ejército Nacional se está haciendo un mejoramiento de esa zona rural de San Diego, que contempla 9 kilómetros y que las labores iniciaron en Los Brasiles y pronto llegará hasta El Toco.