El Heraldo (Colombia)

La odisea para ir al ‘cole’ en El Toco

En esta vereda de San Diego, norte del Cesar, 45 niños caminan a diario hasta 20 kilómetros en medio del agua y el barro, y exponiéndo­se a otros peligros, para llegar a escuelas rurales en poblacione­s vecinas.

- Por Miguel Barrios y Jorge Laporte

En esta vereda de San Diego, al norte del Cesar, 45 niños caminan a diario hasta 20

ilómetros para ir al colegio en Los Brasiles y Nuevas Flores, utilizando para ello una vía totalmente deteriorad­a.

EL TOCO, CESAR. Cada mañana, de lunes a viernes, 45 niños de la vereda El Toco, al norte del Cesar, caminan hasta 20 kilómetros para llegar a la escuela de primaria y colegio de bachillera­to (10 de ida e igual distancia de regreso) sobre una vía destapada y deteriorad­a que se vuelve peligrosa en época de invierno, llena de agua y lodo, y bordeada de maleza. La travesía la inician entre las tres y cuatro de la madrugada para poder llegar a tiempo a clases, sorteando riesgos en medio de la oscuridad que mitigan con ‘focos’ de mano.

El mismo recorrido deben hacerlo de regreso a sus casas, pero bajo el sol inclemente o la lluvia, dependiend­o del clima. En total son unos 20 kilómetros ida y vuelta, lo que equivaldrí­a a caminar cuatro veces el recorrido de la Batalla de Flores de Barranquil­la, por ejemplo, pero sobre un trayecto prácticame­nte intransita­ble, al punto de que ni los conductore­s se atreven a ingresar con sus vehículos; de ahí que el servicio de transporte escolar no llegue a ese caserío.

Los que más caminan son los cinco niños que estudian la secundaria, porque sus respectivo­s colegios quedan en los corregimie­ntos Los Brasiles y Nuevas Flores. Salen desde lo profundo de la vereda hasta un punto donde llegan los carros contratado­s por el municipio para de ahí llevarlos a las institucio­nes educativas; los otros 40 menores son de primaria y hacen tránsito desde las fincas o casas dispersas, tomando el mismo ca- mino que es el principal de acceso, para llegar a la escuela en el centro del pueblo.

‘LLEGAMOS CANSADOS’

Wendy María España, tiene 11 años y estudia tercero de primaria en la escuela de El Toco, sale a las cuatro de la mañana de su casa, agarrando de la mano a su hermano de cinco, para emprender el ‘viaje’ a pie por el camino escabroso. “Me levanto temprano, porque sino llego tarde al colegio. Vengo en chanclas, es que si me pongo los zapatos, se me dañan; demoro bastante caminando y algunas veces las chancletas se quedan pegadas en el barro”, relata la pequeña que tiene bien clara su responsabi­lidad como estudiante.

“Muchos no vuelven a la escuela, pero yo quiero aprender”, precisa mientras sigue su trayecto con un pequeño morral en la espalda, donde lleva sus cuadernos, sujetando a su hermano menor en medio de los charcos de agua que registra el camino por las lluvias de los últimos días.

La entrada a la escuela es a las 6:30 de la mañana, y en ocasiones, cuando logran llegar, se encuentran que los docentes, por las mismas condicione­s de la vía, no pudieron cumplir con la jornada. Son unas dos o tres horas caminando de ida y el mismo tiempo de regreso. “Salimos a las 12 del mediodía de la escuela, y llegamos cansados a las tres, a veces a las cuatro de la tarde, a la casa. Es difícil”, comenta la niña, quien también observa las dificultad­es de su padre para sacar la leche que ordeña de las vacas en la finca. “Los carros que recogen la leche a veces no entran, entonces se queda ahí y se pierde”, manifiesta.

Leonardo Sánchez Andrade, de 15 años, estudia sexto grado en el colegio de Nuevas Flores. Dice que “me levanto a las tres de la mañana para llegar a las 5 y 20 al portón de entrada al pueblo donde me recoge el carro, por el mal estado de la vía salgo en pantalonet­a, y cuando logro llegar me pongo el uniforme en el vehículo escolar para que no se me moje o dañe durante el trayecto a pie”.

“A veces encontramo­s culebras, y el agua forma pozos en el camino que debemos pasar, hay muchas dificultad­es por falta de arreglo a la vía”, señala el joven, que aun en medio de tantas vicisitude­s, es uno de los mejores estudiante­s de su salón.

‘NOS SENTIMOS AISLADOS’

Los niños de El Toco lanzaron un S.O.S al gobierno del Cesar para que se le haga mantenimie­nto al camino de herradura que cada mañana sortean para cumplir con las jornadas académicas. Los padres de familia indican que “los estudiante­s de la ciudad tienen todas las comodidade­s, los llevan en carros, unos lujosos, hasta las puertas de los colegios, y aun así algunos pierden el año; pero nuestros hijos a pesar de estas condicione­s aprenden, se van superando, pero necesitamo­s que el gobierno nos ayude”.

La vereda El Toco, en jurisdicci­ón del municipio de San Diego, está a unos 64 kilómetros de Valledupar. Se ingresa a este territorio desde la capital del Cesar por carretera hasta el corregimie­nto Los Brasiles, y de ahí por un camino de herradura con dos puentes a punto de colapsar, siendo los últimos 10 kilómetros prácticame­nte intransita­bles.

Allí habitan actualment­e 55 familias, todas víctimas de la violencia, que han ido retornando mediante procesos de restitució­n de tierras, de hecho es uno de los casos emblemátic­os de devolución de predios que les fueron arrebatado­s a sangre y fuego por los paramilita­res.

No obstante, los lugareños indican que a pesar de la restitució­n, se encuentran aislados y en el olvido por parte de las administra­ciones locales. El Toco no tiene vía, tampoco agua potable, ni electrific­ación, aunque esta última se encuentra en proyecto.

El presidente de la Junta de Acción Comunal de esta vereda, Varlen Brito Navarro, dice que "aquí el 80 por ciento de la población se dedica a la ganadería y el otro 20 por ciento a la agricultur­a, sembramos yuca y maíz, pero por el mal camino se nos dificulta sacar la producción; además el gran problema es que a los niños les cuesta más trasladars­e desde sus casas a la escuela, y a veces cuando hay invierno se vuelve peor la vía".

Marlionis Arzuaga Pérez, habitante de El Toco, precisa que “desde que se produjo el retorno, hace unos cinco años, a este camino no se le ha hecho nada. Nos sentimos aislados por los gobiernos municipal y departamen­tal, venimos pidiendo a la Alcaldía y a la Gobernació­n que nos ayuden a arreglar la vía, pero ha sido difícil; la alcaldesa en varias ocasiones nos ha dicho que no hay plata, y la administra­ción departamen­tal está arreglando la vía terciaria a ‘Las Laticas’, donde queda la finca del Gobernador, pero para acá no se meten”.

“Allí está la maquinaria del Batallón de Ingenieros, no sé cómo es el convenio con este, pedimos que lleguen con la maquinaria aquí, pero nos piden que coloquemos el Acpm, nosotros no tenemos condicione­s para eso, porque haciendo unos cálculos nos cuesta 5 millones de pesos, y no tenemos, porque más bien las cosechas se nos pierden”.

“Somos víctimas del conflicto, y ahora somos víctimas del olvido del Estado”, sostuvo.

Efraín Sánchez, otro lugareño, manifiesta que prefiere salir cada 15 días o cada mes de El Toco, por el mal estado de la vía. “Yo tengo una moto y casi siempre se me daña, no hay transporte que llegue acá. El Gobierno tiene expectativ­a nacional para que los niños estudien, pero no invierte en mejorar las condicione­s para que ellos puedan llegar a las escuelas”, puntualiza.

QUE INTERVENGA­N LA VÍA

Sobre la dificultad que presenta la vía de acceso a El Toco, el secretario de Infraestru­ctura Departamen­tal, Federico Martínez Daza, señaló que “la Alcaldía y Planeación Departamen­tal están tramitando en el Ocad Paz la intervenci­ón de esta vía”.

Sin embargo, la jefe de la Oficina de Gestión del Riesgo Departamen­tal, María José Páez, indicó que con el apoyo del Batallón de Ingenieros del Ejército Nacional se está haciendo un mejoramien­to de esa zona rural de San Diego, que contempla 9 kilómetros y que las labores iniciaron en Los Brasiles y pronto llegará hasta El Toco.

 ?? NÉSTOR DE ÁVILA ?? Los niños van a la escuela en chancletas para sortear el mal estado del camino. Al llegar se ponen los zapatos.
NÉSTOR DE ÁVILA Los niños van a la escuela en chancletas para sortear el mal estado del camino. Al llegar se ponen los zapatos.
 ?? FOTOS NÉSTOR DE ÁVILA ?? Niños de la vereda El Toco en momentos en que se dirigían a la escuela, sorteando en un camino lleno de agua y lodo, entre otro tipo de dificultad­es.
FOTOS NÉSTOR DE ÁVILA Niños de la vereda El Toco en momentos en que se dirigían a la escuela, sorteando en un camino lleno de agua y lodo, entre otro tipo de dificultad­es.
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Distintas imágenes que recogen el día a día en esta vereda en zona rural de San Diego donde los niños viven toda una odisea para estudiar.

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