Llamado a indagatoria a Uribe, ¿por qué ahora?
Con el material que tiene la Corte Suprema contra Álvaro Uribe lo más natural es que lo llame a indagatoria. Se trata de una situación procesal previsible. Lo raro no es que lo llame ahora, sino que no lo hubiera llamado antes. No se trata -pues- de maldad o mala intención, como suponen los amigos y allegados al expresidente. Con muchas menos pruebas, la Corte Suprema metió presos a Ñoño Elías y a Mario Uribe, para solo citar dos casos de congresistas detenidos por orden del alto tribunal. Lo que sí llama la atención es la manera como se ambientó la decisión y la forma cómo los enemigos de Uribe capitalizaron políticamente la medida de la Corte Suprema. ¿Quién filtró las piezas procesales? Por cuenta de la Ley 600 de 2000, todas las partes tienen derecho a conocer el proceso. Es decir, a ellas tendrían acceso los defensores de Uribe, los del representante Hernán Prada y también el delegado de la Procuraduría. Es obvio que ni los defensores de Uribe, ni los de Prada van a filtrar información que perjudique a sus clientes. Aquí la sospecha recae sobre la Corte Suprema y sobre los funcionarios de la Procuraduría. Dado los antecedentes del enfrentamiento entre Uribe y la Corte, es apenas natural que los reflectores se enfoquen en esta última. Esa supuesta falta de garantías es una de las razones que habría llevado a Uribe a renunciar a su fuero como congresista para asumir su defensa ante la justicia ordinaria. Conclusión: el clima de confrontación entre Uribe y la Corte Suprema, así como los antecedentes de “choque de poderes” entre ellos en el pasado, hizo que una decisión natural, basada en pruebas recaudadas, como es la de pedirle explicaciones a Uribe por su comportamiento como senador, mediante un llamado a indagatoria, se convirtiera en el hecho político más trascendental del país en los últimos años.