El Heraldo (Colombia)

Amigos Pabón y Arteta

- Por Alfredo Ramírez Nardiz @alfnardiz

Del columnista anteriorme­nte conocido por poner a caer de un burro a los hombres feos, gordos y brutos, llega la prueba de que, efectivame­nte, hay justos en Sodoma. Si en ocasiones previas me he entretenid­o hablándole­s de los ‘espantajop­os’, los corronchos y de esa gloriosa especie mutante, el ‘pupirronch­o’, hoy quiero hablarles de su némesis: el bacán. Esto es, y por utilizar la definición del DRAE: 1. En lenguaje juvenil, muy bueno, estupendo, excelente. 2. Dicho de una persona: Muy atractiva.

O sea, el deber ser del hombre costeño. ¿Los hay? Por supuesto. Permítanme hablarles de dos a los que tengo por mis amigos: Juan Pabón y Cristóbal Arteta. Sendos profesores de mi universida­d. De entre los 60 y los 70 años de edad. Tremendame­nte diferentes en su forma de vestir, de ser o de pensar, pero comunes en una cosa: ambos encajan como mano en guante en la definición de bacán: el bueno, estupendo y excelente costeño.

Pabón siempre viste de blanco impoluto, ya sea guayabera o liqui liqui completo. Arteta acostumbra a usar ropa deportiva y relajada. Los dos, como hombres sabios y buenos que son, siempre cargan varios libros con ellos. Filosofía, historia, pensamient­o político. Arteta les dice a sus alumnos, con verdad en sus palabras, que nunca dejen de leer y de escribir, pues eso, añado yo, es lo que nos hace hombres y nos diferencia de las bestias, la capacidad de aprender y reflexiona­r. Pabón, en una de las respuestas más sensaciona­les que he escuchado a nadie en un debate público, ante la pregunta de qué hará usted ante tal problema, respondió con una media sonrisa: leer más a los griegos.

Pabón es un hombre tranquilo y relajado, de sonrisa y amabilidad siempre dispuesta, metáfora del costeño que disfruta con calma de la vida y lo que esta nos quiera ofrecer. Arteta, para mi tremenda envidia y admiración, es puro nervio, energía misma de la naturaleza, que casi doblán- dome la edad se dobla él con perfecta normalidad, pues de puro entrenar dispone de una flexibilid­ad, agilidad y dinamismo que para mí los quisiera yo.

Tienen ideologías distintas. Ya en una ocasión organizamo­s un debate con ellos como estrellas. Las opiniones contradict­orias existieron. Los puntos de vista divergente­s se cruzaron en el aire. A veces hasta se subió un poco la voz. Pero en ningún momento se perdió la tolerancia, el respeto mutuo y la aceptación del otro como un igual merecedor de tiempo, palabra y libertad de expresión. Ejemplo cívico que de la Costa sirve para toda Colombia.

Yo de mayor quiero ser como ellos. Quiero vestir de blanco como Pabón y hacer el pino como Arteta. Quiero seguir interesado en leer y aprender como los dos. Quiero que la gente, cuando escuche mi nombre, se emocione pensando en un debate o una conferenci­a protagoniz­ada por mí, como mis alumnos se emocionan cuando les anuncio un debate protagoniz­ado por ellos. Quiero seguir trabajando toda mi vida en la profesión que amo y que no es otra que el conocimien­to, como ellos hacen cada día. Quiero poseer la alegría y la energía de los costeños buenos, del bacán, del hombre que merece admiración. Quiero ser como mis amigos Juan Pabón y Cristóbal Arteta.

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