El derecho a recuperar la tierra
La desaparición y el cruel asesinato de los líderes defensores de derechos humanos, en especial de recuperación de tierras, son prueba fehaciente de que nosotros en Colombia no hemos alcanzado el grado de civilización que nos permita tener opiniones diferentes, mirar el mundo desde perspectivas distintas sin necesidad de que el uno le haga daño al otro y que entendamos que con palabras todo es susceptible de ser solucionado, puesto que bien sabido es, que la realidad externa de nosotros es el resultado de nuestro pensamiento. La lógica indica entonces que debíamos tener la capacidad de resolver nuestras diferencias por la vía verbal, a través de la comunicación, que es el punto cumbre, el cénit mágico que diferencia al ser humano de los demás mamíferos, con los cuales compartimos muchísimas características.
Es tan preocupante la situación que estamos viviendo en Colombia, hoy por hoy, que ya el Consejo de las Naciones Unidas, ONU, ha hecho un llamado de alerta y manifestado gran preocupación por el número, que va en aumento exponencial, de líderes en la defensa de los derechos de distintos sectores de los colombianos (que en última nos benefician a todos), llamado de atención para que el Gobierno intervenga de manera fulminante y detenga esta masacre continuada, este gota a gota, que vemos por los medios a diario de un dirigente o de una lideresa que perdió la vida a manos –como siempre nos dicen– de bandas armadas, pero no nos sabemos quién comete el crimen o quién lo manda a cometer. La clase de atención que reciben estos casos está descrita en una noticia del pasado viernes: el señor Bernardo Cuero, líder social, fue asesinado hace un año en junio 17, lo está citando la justicia ahora en 2018 para que se presente a la audiencia de preclusión de términos de aquel a quien se señaló como su posible asesino.
En Colombia defender los derechos humanos de una comunidad o aún de una sola persona está consagrado en la Constitución y hay un mínimo básico a respetar que es la vida. Y esas personas que dedican su existencia y su esfuerzo en su trabajo cotidiano para que los que han sido despojados logren recuperar lo suyo son héroes, porque sabemos que las tierras es lo fundamental y en Colombia han sido motivo de despojo vil y directo a las personas más vulnerables, lo que ha creado los grandes latifundios que dicen estar produciendo al país empleo y ganancias, cuando en realidad benefician a una familia o a un grupo muy pequeño en comparación con aquellos quienes fueron desvalijados. Por eso es importante que todos tomemos conciencia de esta forma continuada de asesinato lento pero seguro que está sucediendo ante los ojos de todos en todas las regiones del país, para rechazarlo enérgicamente. Esas son las luchas democráticas que hacen grande a una Nación, cuando su población comprende que el derecho es por igual para todos los ciudadanos y cierran final alrededores de defensores y ofendidos.