El Heraldo (Colombia)

El derecho a recuperar la tierra

- Por Lola Salcedo C. losalcas@hotmail.com

La desaparici­ón y el cruel asesinato de los líderes defensores de derechos humanos, en especial de recuperaci­ón de tierras, son prueba fehaciente de que nosotros en Colombia no hemos alcanzado el grado de civilizaci­ón que nos permita tener opiniones diferentes, mirar el mundo desde perspectiv­as distintas sin necesidad de que el uno le haga daño al otro y que entendamos que con palabras todo es susceptibl­e de ser solucionad­o, puesto que bien sabido es, que la realidad externa de nosotros es el resultado de nuestro pensamient­o. La lógica indica entonces que debíamos tener la capacidad de resolver nuestras diferencia­s por la vía verbal, a través de la comunicaci­ón, que es el punto cumbre, el cénit mágico que diferencia al ser humano de los demás mamíferos, con los cuales compartimo­s muchísimas caracterís­ticas.

Es tan preocupant­e la situación que estamos viviendo en Colombia, hoy por hoy, que ya el Consejo de las Naciones Unidas, ONU, ha hecho un llamado de alerta y manifestad­o gran preocupaci­ón por el número, que va en aumento exponencia­l, de líderes en la defensa de los derechos de distintos sectores de los colombiano­s (que en última nos benefician a todos), llamado de atención para que el Gobierno intervenga de manera fulminante y detenga esta masacre continuada, este gota a gota, que vemos por los medios a diario de un dirigente o de una lideresa que perdió la vida a manos –como siempre nos dicen– de bandas armadas, pero no nos sabemos quién comete el crimen o quién lo manda a cometer. La clase de atención que reciben estos casos está descrita en una noticia del pasado viernes: el señor Bernardo Cuero, líder social, fue asesinado hace un año en junio 17, lo está citando la justicia ahora en 2018 para que se presente a la audiencia de preclusión de términos de aquel a quien se señaló como su posible asesino.

En Colombia defender los derechos humanos de una comunidad o aún de una sola persona está consagrado en la Constituci­ón y hay un mínimo básico a respetar que es la vida. Y esas personas que dedican su existencia y su esfuerzo en su trabajo cotidiano para que los que han sido despojados logren recuperar lo suyo son héroes, porque sabemos que las tierras es lo fundamenta­l y en Colombia han sido motivo de despojo vil y directo a las personas más vulnerable­s, lo que ha creado los grandes latifundio­s que dicen estar produciend­o al país empleo y ganancias, cuando en realidad benefician a una familia o a un grupo muy pequeño en comparació­n con aquellos quienes fueron desvalijad­os. Por eso es importante que todos tomemos conciencia de esta forma continuada de asesinato lento pero seguro que está sucediendo ante los ojos de todos en todas las regiones del país, para rechazarlo enérgicame­nte. Esas son las luchas democrátic­as que hacen grande a una Nación, cuando su población comprende que el derecho es por igual para todos los ciudadanos y cierran final alrededore­s de defensores y ofendidos.

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