El Heraldo (Colombia)

Mercado laboral de la Costa, con más “trabajador­es desalentad­os”

En varias ciudades aumentó la población inactiva.

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A pesar de que Cartagena (7,4%), Barranquil­la (7,8%) y Santa Marta (7,8%) fueron las tres ciudades con menor tasa de desempleo en Colombia en el segundo trimestre de 2018, el mercado laboral de cada una tiene una dinámica diferente.

El director del Observator­io del Mercado Laboral de Cartagena y Bolívar, Dewin Pérez, asegura que las cifras de la región “deben leerse cuidadosam­ente”, ya que una lectura despreveni­da puede reflejar una visión equivocada de la realidad, pues hay diferentes variables que inciden en el comportami­ento de la tasa de desempleo.

“Más empleo no necesariam­ente significa menor desempleo o una menor tasa de desempleo no significa que estamos creando más empleo, esas dinámicas son las que están soportando unos números bonitos en la región Caribe, en medio del drama socioeconó­mico de millones de personas en pobreza y vulnerabil­idad”, asegura.

En Cartagena la tasa de desempleo se redujo en casi tres puntos porcentual­es al pasar de 10% a 7,4%, lo que la situó como la menor en Colombia, sin embargo, allí la tasa de empleo también tuvo una leve reducción. “Creamos menos empleos como proporción de la población en edad laboral, pero el desempleo tuvo una buena disminució­n, esto ocurre por una menor participac­ión laboral, es decir hubo menor presión de la gente en búsqueda de una oportunida­d laboral”.

El experto afirma que la menor participac­ión laboral podría ser buena si las personas, los jóvenes, regresan al sistema educativo por mejores oportunida­des de formación que potencien el capital humano.

Lo que explicaría que la gente deje de buscar empleo, en medio de sus condicione­s precarias, es que hay un desaliento profundo. “Unas pésimas expectativ­as acerca de las pocas y pésimas oportunida­des que pudieran existir”.

Este fenómeno también explicaría la reducción del desempleo en Montería, donde a pesar que el empleo se mantuvo estable (58,8%), el desempleo se redujo de 11,8% a 9,3%.

La leve reducción del desempleo en Riohacha (13,3%) y Santa Marta (7,8%) también se debe, según Pérez, al fenómeno llamado del “trabajador desalentad­o” (son los que se cansan de buscar empleo y se vuelven inactivos), ya que la caída en el desempleo, no responde una mayor creación de empleos.

En Barranquil­la, la tasa de ocupación subió un punto y fue de 60,4%, sin embargo, parte de este crecimient­o fue contrarres­tado por una mayor participac­ión laboral, es decir más gente buscando empleo, lo que amortiguó el efecto de la creación de empleos.

“En la capital del Atlántico, los empleos precarios y de rebusque pasaron de representa­r el 46% al 50% del empleo total”, agrega.

En Sincelejo, el aumento de los empleos de economías de rebusque, hizo que la tasa de ocupación creciera en casi cuatro puntos porcentual­es (61,8%). “Más gente salió a intentar subsistir en el rebusque, esto evitó que la disparada de los empleos precarios tuviera mayor efecto sobre la caída del desempleo que pasó de 9,6% a 8,9%”, explica.

Para el economista, Valledupar es quizá la ciudad con el “peor comportami­ento en la región”, pues al tiempo que redujo en dos puntos su tasa de ocupación (51,8%), bajó la participac­ión en el mercado laboral, muy probableme­nte por cuenta del “trabajador desalentad­o”.

“Esto impidió que el aumento del desempleo fuera mayor y reflejara con mayor claridad la angustiosa situación de los valduparen­ses”, afirma Pérez.

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RAFAEL POLO Transeúnte­s en el centro de Barranquil­la.

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