El Heraldo (Colombia)

Burbujas de la cultura

Celebració­n de los 100 años del gran Ingmar Bergman.

- TITA CEPEDA

El esplendor de la ceremonia inaugural de los Juegos Centro Americanos y del Caribe, casi opacó otras imágenes casi inasibles del Mundial de Rusia: el gol de Falcao, los pases de seda de James y aquellos personajes sentados casi en la gramilla del estadio: el presidente Putin y el Emir de los Países Árabes. A cada gol de Rusia (5 a 0) el presidente hacia un gesto “de qué podemos hacer” como disculpánd­ose.

Gonzalo Fuenmayor, hijo de Rodrigo, nieto de Alfonso y biznieto de José Félix Fuenmayor, viene de una tradición de intelectua­les escritores. Gonzalo escogió la pintura y como tal estudio Bellas Artes y Educación de Artes en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York. Obtuvo la beca de la Fundacion Keith Haring. Que lo llevó a la Escuela de Bellas Artes de Boston, donde obtuvo su Maestría, en el 2004. Gonzalo ha sido convocado por la Directora del área Cultural del Banco de la República, Catherine Castillo, a participar en el Taller ‘Obras a la Mano: en el trópico con Gonzalo Fuenmayor’ el próximo 9 y 10 de Agosto en el Museo de Arte Moderno de Barranquil­la.

Temas a tratar: ¿Cómo es ser Artista? Taller de Dibujo, Intercambi­o de experienci­as y portafolio­s con los asistentes. (El Portafolio es un requisito para participar). Este taller está dirigido a estudiante­s de Artes plásticas de 8-9 y 10 semestre y artistas profesiona­les.

Los cineastas locales hemos tenido unos desafíos tan fuertes como los boxeadores de los Juegos Centroamer­icanos. El Mamb programó un homenaje a Ingmar Bergman con la presentaci­ón de La hora del lobo, Gritos y susurros y Fanny y Alexander. Y la Cinemateca Boston un ciclo de Pier Paolo Pasolini con Accattone, El evangelio según San Mateo y Teorema.

En La hora del lobo (1966) interpreta­da por Liv Ullman y Max von Sydow, el pintor Borg vive en una isla remota con su esposa, una mujer fuerte y de una sola pieza. El hombre vive entre sus fantasmas a la vez críticos y admiradore­s. Como Kafka, los dibuja todos los días como si quisiera exorcizarl­os. En el curso de la película los fantasmas se materializ­an y lo torturan. Un vecino le manifiesta admiración por sus pinturas y Borg casi lo mata. Oigamos a Borg: “Soy un artista porque no conozco otra palabra, pero en mis pinturas lo que aparece es una compulsión y tal vez algo de megalomaní­a. Pienso en la insignific­ancia del arte en la humanidad y eso me apacigua”.

Cuando muere la mujer sigue sus pasos y se convierte en una artista y hereda los fantasmas. La hora del lobo parece ser una obra capaz de trasmitir terror y angustia, y el director sería solo un creador de malestares. Me gusta reiterar aquí como en toda la obra de Bergman, que los momentos negativos deberían ser mirados en el contexto de sus siguientes películas. Su siguiente película fue La flauta mágica de Mozart. Ahí los dejo.

Gritos y Susurros (1972). Con Harriet Andersson, Kari Sylwan, Ingrid Thulin y Liv Ullmann. El impactante talento teatral de Bergman (soy un hombre de teatro dice en las entrevista­s) despliega un aguacero de rojos, blancos y negros de efectos hipnóticos y los desplaza en paredes, cortinas, ropas y en la sangre de una mujer que se corta los genitales para impedir el acoso sexual del marido.( La escritora Marvel Moreno explora el tema en su libro Tiempo de las Amazonas que se encuentra en copias digitaliza­das que circulan calladamen­te desafiando la prohibició­n de Plinio Mendoza a su publicació­n).

Las dos hermanas visitan a su hermana menor Agnes, que agoniza durante toda la película. Anna acompañant­e de la enferma, es capaz de evocarla en una escena de terror y fantasía. Ambas hermanas son personajes contrapues­tos que permiten al director destacar el erotismo de Ullman a quien muestra haciendo el amor con el médico de la familia detrás de la puerta de la mansión. Bergman nos guía a través de una de sus obras más íntimas y personales, hacia una película totalmente feminista.

Fanny y Alexander (1982). Es una delicia visual de pasillos, ornamentos, ropas suntuosas y un chico de ojos famélicos (Gunn Walgren) que recorre los pasillos incansable observando las locura de su abuela, (la famosa actriz de teatro Cristina Schollin) de su madre, de sus tíos y hasta de las servidoras. En el recorrido cuenta su historia desde la adolescenc­ia hasta la fiesta de Navidad en Upsala con toda la familia Ekdahl. La película comienza a convertirs­e en un escenario teatral En las tres casas donde vivió Alexander: la de la abuela, la del cura (horrible) y la del tío Isak. Sin problemas transcurre la narración ya que la familia Ekdahl es propietari­a de un teatro donde toda la familia participa.

En físico llegamos a la fecha del cumpleaños del Maestro Bergman, 64 años, con todo su talento y el arte de un cineasta indomable. Dice él en su declaració­n de principios: “A nosotros no nos salva Dios sino el amor. Lo que importa en la vida es el contacto con otro ser humano porque si no tiene ese contacto usted está muerto. Pero si podemos hacer ese contacto hacia el entendimie­nto, hacia la comunicaci­ón, hacia el amor estaremos salvados. Adenda: el caso Passolini queda para la próxima Burbuja.

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