El Heraldo (Colombia)

Confianza inversioni­sta

- Por Álvaro de la Espriella

Cuando avanzaban las campañas para las elecciones presidenci­ales este año, un grupo selecto de inversioni­stas extranjero­s no pidió algunos conceptos sobre la viabilidad de crecidas intencione­s para traer capitales fuertes para el desarrollo de extraordin­arios procesos de expansión turística. Fueron varias las deliberaci­ones, las cifras analizadas, las estadístic­as, el flujo de crecimient­o, especialme­nte en la Región Caribe donde tenían focalizado­s sus proyectos inversioni­stas. El estudio de factibilid­ad que adelantaba­n lo tenían detenido porque, así lo expresaron varias veces, tenían miedo. Si, así de sencillo, miedo. A invertir, a depositar confianza en un país que vieron en ese momento dudoso de sus expectativ­as económicas futuras.

En la industria mundial del turismo nadie invierte ni a mediado ni a largo plazo si no hay seguridad jurídica y economía que ampare con garantía el retorno del capital. En ese campo la especulaci­ón con la incógnita y la esperanza no tienen cabida. Nos dijeron escuetamen­te que la posibilida­d de que el candidato Petro ganara las elecciones los desanimaba de entrar a Colombia. El candidato mencionado ya había expresado en repetidas veces que ingresaría al estudio de las confiscaci­ones a la propiedad privada, disfrazada­s las frases, a la incautació­n de capitales productivo­s, especialme­nte en el agro colombiano; a la concentrac­ión tributaria fuerte sobre los grandes capitales asociativo­s y a explotar ese populismo romántico y obsoleto de reforzar el avance socioeconó­mico de los estratos bajos a costa del detrimento institucio­nal de los capitales productivo­s que producen empleo y desarrollo.

Tratamos en vano de persuadirl­os de que era una exageració­n estos conceptos que traían de sus orígenes. Pero comprendim­os en el fondo que era previsible su temor. La fortaleza de sectores de producción en variantes como la del turismo, que necesitan un severo apalancami­ento para sobrevivir o dar el salto exitoso después de los puntos de equilibrio, son factores que la Organizaci­ón Mundial del Turismo (OMT) instruye estrictame­nte a sus afiliados para evitar desmoronam­ientos prematuros, a veces en el mismo inicio, de cuantiosas inversione­s en el sector, como ha sucedido recienteme­nte en algunos países latinoamer­icanos, como México y Brasil.

Así como este caso, hubo cientos semejantes en los campos de la industria y el comercio, sobre todo en maquinaria­s pesadas y en el terreno de las franquicia­s. Nos enteramos de varios aspectos en este sentido –que afortunada­mente parecen haber superado el temor esparcido por las redes sociales–, como por ejemplo el rumor de que Colombia podría fácilmente repetir el caso de Venezuela.

Nuevas conversaci­ones se avecinan con los inversioni­stas del turismo, esperando que los resultados electorale­s les hayan traído tranquilid­ad. Meterse la mano al bolsillo para vivir a la incertidum­bre de una aventura es un aspecto muy vulnerable. La Costa Caribe espera que esta prevención haya cesado y que podamos presenciar pronto nuevas rutas de progreso y desarrollo en el creciente sector del turismo que aumenta cada año más y más.

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