El Heraldo (Colombia)

Cocina y navegación

- PorWeildle­r Guerra

Uno de mis más gratos recuerdos es el de la cocina que se degusta a bordo de los barcos. En un lejano día de mi infancia subimos con mi padre a bordo de un barco de pesca provenient­e de las Islas Caimán. Navegábamo­s en dirección del Cabo de la Vela cuando un miembro de la tripulació­n divisó a estribor un cardumen de brillantes pámpanos. El barco desplegó sus redes y giró hasta atrapar centenares de estos pequeños peces que fueron horneados con prontitud y su crocante sabor aún perdura en mi memoria gustativa. He ratificado esa memoria al subir a las embarcacio­nes de la Armada Nacional en donde diestros cocineros preparan diferentes platos de la cocina colombiana, cuyo exquisito sabor compensa las soledades de una prolongada navegación.

Cocinar a bordo de un navío siempre ha planteado interrogan­tes desde tiempos antiguos cuando el escorbuto diezmaba a las tripulacio­nes, el agua almacenada adquiría con los días un color verdoso y algunos alimentos enmohecían hasta hacerse indigestos. Los cocineros de a bordo siempre se preguntará­n: ¿cuáles alimentos aguantan mejor las largas travesías? ¿Cómo hacer para que las hortalizas puedan mantenerse frescas? ¿Cómo y qué alimentos se preparan cuando la mar esta gruesa? ¿Qué marcadores culinarios predominan en la cocina en alta mar?

Aunque hoy nos parezcan superfluas estas inquietude­s debido a los avances tecnológic­os, estos fueron retos grandes en los procesos de navegación que llevaron al poblamient­o humano de vastas regiones en el mundo, entre ellas el Gran Caribe. El tema de la cocina y la navegación se asocia con grandes interrogan­tes históricos, pues el mar puede ser percibido por algunos como un espacio hostil y salvaje desde el que la tierra es un referente grato y tranquiliz­ador, pero también puede ser considerad­o por otros como un lugar familiar y no amenazante. Aún hoy numerosas embarcacio­nes de pesca artesanal se aventuran en alta mar con frágiles embarcacio­nes y escasos recursos tecnológic­os. A lo largo de sus faenas pueden desembarca­r en un cayo y un miembro de la tripulació­n se encargará de las tareas culinarias. ¿Es esta cocina masculina? Quizás lo sea, pero de manera predominan­te aunque no de forma exclusiva, pues también existen diestras cocineras a bordo de los barcos.

Este poco explorado tema será el eje central del evento Fi Wih Ties, nuestro sabor en lengua creole, que se celebrará en San Andrés los días 2 y 3 de agosto, como un esfuerzo de entidades públicas y privadas del orden nacional y local para promover la valoración de la rica cocina tradiciona­l del Archipiéla­go de San Andrés, Providenci­a y Santa Catalina enmarcadas y conectadas geográfica y culturalme­nte con el Gran Caribe.

Es una oportunida­d también para reafirmar la relación entre alimentaci­ón y territorio, y hacer una pedagogía ciudadana que nos permita profundiza­r en el arte de cortar carnes, vegetales o pescados e invitar al sector hotelero y de restaurant­es a enriquecer la monotonía de su cartas con un nuevo recetario, vinculando al archipiéla­go, cargado no solo de nutrientes sino de historias y de símbolos. wilderguer­ra©gmail.com

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