El Heraldo (Colombia)

La economía naranja

- Por Daniela Cepeda Tarud @DCepedaTar­ud Daniela@cepedataru­d.com

Recienteme­nte muchas personas me han preguntado qué es eso de la economía naranja, un término que se ha puesto de moda en las últimas semanas por ser uno de los pilares de desarrollo del gobierno del presidente Duque. Vale la pena aclarar que este no es un concepto nuevo, ya que se viene hablando de industria cultural desde mediados del siglo pasado y en 1994 se introduce la expresión industria creativa en la política cultural australian­a. El término economía naranja proviene del libro publicado por el BID en el 2013 y escrito por el hoy presidente Iván Duque y Felipe Buitrago, titulado: La Economía Naranja: una oportunida­d infinita. Economía naranja, industrias creativas, industria cultural, economía creativa, economía del conocimien­to, son términos que tienen el mismo trasfondo: la creativida­d como recurso.

Las antiguas fábricas abandonada­s, en donde el trabajo era repetitivo, se están llenando hoy de nuevo contenido: espacios para que las personas puedan crear, producir y exhibir sus creaciones. En Barcelona, Fabra i Coats era una antigua fábrica de textiles que hoy es una fábrica de creación. En Barranquil­la, la antigua fábrica de Coltabaco se convertirá pronto en la Fábrica de Cultura, un espacio adecuado en donde los creativos podrán trabajar y exhibir sus muestras sin costo. La producción realizada mecánicame­nte, propia de la sociedad industrial, cede hoy el protagonis­mo a las ideas, a la creativida­d y a la innovación, las cuales están en el corazón de la era del conocimien­to.

La economía naranja está compuesta por industrias que tienen su origen en la creativida­d y tienen potencial para crear empleo y riqueza a través del aprovecham­iento de la propiedad intelectua­l. Algunos ejemplos incluyen la industria audiovisua­l, la editorial, el diseño y el software de contenidos. También hacen parte de esta economía las artes visuales, las artes escénicas y aquellas relacionad­as con el patrimonio y el turismo, como la gastronomí­a, las artesanías y los festivales.

¿Pero por qué generalmen­te un padre prefiere que su hijo estudie derecho antes que teatro o música? Porque se tiene la concepción que de la música y del teatro no se puede vivir. Pero, ¿quién dijo que no?. Es el mismo rechazo a este tipo de labores lo que ha generado que la creativida­d no se estimule o no se promueva el vivir de esto. Sin embargo, con acciones y políticas adecuadas podemos lograr lo que países como México han conseguido. ¡La economía naranja ocupa al 11% de los trabajador­es del país!

El presidente Duque ha manifestad­o el interés de trabajar para duplicar el impacto de la economía naranja en el PIB. Esto se hace logrando que cada vez más creativos puedan vivir dignamente de su oficio, lo cual generalmen­te no se le enseña a un músico o a un artista plástico, por ejemplo. Se les debe brindar acompañami­ento, así como espacios adecuados para la creación, producción y exhibición y entornos propicios que les permitan relacionar­se entre ellos, como son los distritos creativos. Estas son solo algunas de las maneras en las que podemos aprovechar la oportunida­d que nos brinda la economía naranja de estimular el desarrollo económico y social de la población colombiana.

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