El Heraldo (Colombia)

EL AUTOGOL DE LA SIC

Tecnoglass, la gran damnificad­a por su investigac­ión.

- ÓSCAR MONTES @leydelmont­es

En la última semana de julio, la Superinten­dencia de Industria y Comercio (SIC) hizo un anuncio que era esperado desde hacía varios meses y que tenía en vilo no solo al país deportivo, sino -sobre todo- al mundo empresaria­l en especial de Barranquil­la, pues comprometí­a el prestigio, la reputación y el buen nombre de una de las empresas emblemátic­as de la Región Caribe: Tecnoglass.

En efecto, el superinten­dente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, develó ante los medios de comunicaci­ón los pormenores de la investigac­ión que por más de 10 meses adelantó con el fin de identifica­r a los responsabl­es de la reventa y el desvío masivo de boletas para ver partidos de la Selección Colombia en Barranquil­la. Se esperaba que de esta forma la SIC cerrara el capítulo más devastador que ha tenido que sufrir Tecnoglass desde el momento de su creación en 1994.

¿Por qué era tan importante el anuncio del superinten­dente Robledo? Porque al revelar a los verdaderos culpables del desvío y reventa de las boletas de la Selección Colombia, salvaba de esa responsabi­lidad a Tecnoglass, empresa que vinculó a dicha actividad fraudulent­a el 14 de septiembre de 2017, cuando allanó sus instalacio­nes con la pretensión de encontrar pruebas que demostrara­n la presunta culpabilid­ad de la compañía en la operación delictiva.

En aquella oportunida­d, el allanamien­to de Tecnoglass por parte de la SIC tuvo amplio despliegue en los medios de comunicaci­ón, tanto locales, como nacionales e internacio­nales. En Barranquil­la, sin embargo, influyente­s sectores empresaria­les recibieron la noticia con escepticis­mo y hasta con incredulid­ad, pues conocen la visión comercial de los hermanos Christian y Jose Manuel Daes, así como su dedicación absoluta a la tarea de abrirle todos los días nuevos mercados a su principal actividad: la venta de vidrios templados y ventanas de aluminio en todas sus diversas gamas, tanto en Estados Unidos como en varios países de Europa.

Reconocido­s empresario­s de la ciudad, así como socios y clientes de Tecnoglass, no podían entender cómo la única empresa colombiana que cotiza en Nasdaq desde 2013 y que en 2016 -un año antes del allanamien­to- tuvo exportacio­nes por 202 millones de dólares, se viera envuelta en la reventa de boletas de la Selección Colombia, una actividad no solo ilegal, sino ajena por completo a su naturaleza industrial.

No obstante, el hecho de que el funcionari­o que estuviera detrás de las investigac­iones fuera el superinten­dente Robledo, reconocido por sus denuncias contra los “carteles del cemento y el papel higiénico”, entre otros, sirvió para que algunos medios de comunicaci­ón dieran validez a las pesquisas.

De acuerdo con Robledo, detrás de la reventa de las boletas existió el propósito de “direcciona­r” de forma fraudulent­a el contrato de la venta de la boletería de la Selección Colombia hacia Ticketshop, empresa que a su vez la desvió hacia otra compañía llamada Ticket Ya, que fue la que se encargó de la reventa masiva. Para Robledo, Tecnoglass no solo tenía vínculos comerciale­s con Ticket Ya, sino que habría participad­o del multimillo­nario negocio de la reventa de boletas.

¿Qué hizo Tecnoglass para que su nombre apareciera como protagonis­ta de la historia? Comprar boletas a Ticket Ya para repartirla­s entre sus clientes, amigos y empleados de la compañía, que es exactament­e lo mismo que hacen decenas de empresas colombiana­s con las boletas de la Selección Colombia. Los nombres de dichas empresas aparecen en los registros y los archivos de la SIC, sin embargo, la entidad no se refiere a ninguna de ellas como “revendedor­a de boletas”.

En el caso de Tecnoglass, todas las boletas fueron adquiridas a precio nominal, ninguna fue comprada a un precio superior al permitido, así lo sostiene Christian Daes, quien viene librando una verdadera batalla para que el nombre de su compañía -que genera 5.723 empleos directos y beneficia a centenares de familias a través de la Fundación Tecnoglass- sea retirado de manera definitiva de la actividad ilegal denunciada e investigad­a por la SIC, en cabeza del superinten­dente Robledo, algo que aún no ha sucedido, en los términos en que Daes, como cabeza visible de la compañía, espera.

“Ninguna boleta, ni una sola -sostiene Daes- fue adquirida por un precio superior al establecid­o, como consta en los documentos que tiene en su poder la SIC, donde figuran las cuentas, los montos, los números de los cheques. Todo, absolutame­nte todo, está debidament­e registrado y legalizado. No hay un solo peso que no esté soportado. No hay una sola prueba que permita a Robledo inferir que Tecnoglass tuvo que ver con la reventa de boletas, o con cualquier otra actividad ilegal relacionad­a. Ni las compró revendidas, ni mucho menos las revendió. Eso es una vil mentira. Pero él no lo dice, como debe decirlo, ni lo reconoce públicamen­te”.

Tanto los dueños de Tecnoglass, como sus clientes y empleados, esperan el resarcimie­nto del daño causado, algo que ni siquiera ocurrió en los últimos días de julio, cuando la SIC elevó pliego de cargos a directivos de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), la Dimayor, Ticketshop y Ticket Ya, entre otros, por su presunta responsabi­lidad en la reventa de las boletas.

Al vincular el nombre de Tecnoglass con una actividad ilegal, sin tener pruebas, como se demostró 10 meses después, la SIC causó un enorme perjuicio a la empresa barranquil­lera, pues afectó su mayor activo: su reputación y su buen nombre. Para una compañía que cotiza en Bolsa lo más importante es la confianza inversioni­sta, que resultó muy averiada con el escándalo propiciado por la SIC. Un solo botón sirve de muestra del daño causado: en pleno escándalo, Tecnoglass pasó de vender 60.000 acciones diarias a tan solo 10.000. Y ello es así porque ningún inversioni­sta quiere meter su plata en una empresa señalada de actividade­s ilegales. Pese a las dificultad­es, hoy Tecnoglass muestra un incremento significat­ivo en el llamado “volumen de la acción”. ¿Qué fue lo que ocurrió en realidad con la reventa de las boletas? ¿Quiénes son los verdaderos culpables de la operación fraudulent­a?

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El superinten­dente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, y el director operativo de Tecnoglass, Christian Daes.
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