El Heraldo (Colombia)

Así funciona el cerebro de un líder

Trabaja en Zúrich, estudió en Alemania, nació en Ciénaga y es uno de los investigad­ores que busca revelar los secretos de la toma de decisiones.

- Por Estefanía Fajardo @estefaniaf­d

El científico cienaguero Rafael Polanía, profesor del intituto ETH de Zurich, explica a EL HERALDO la investigac­ión que publicó con un equipo en ‘Science’.

Cuando se habla del cerebro humano se relaciona su estudio con neurólogos u otros especialis­tas de la medicina, y al mencionar la palabra ‘líderes’ se asocia con los llamados ‘coaches’. Unir estos dos conceptos en una investigac­ión que determina la actividad y conectivid­ad de una red cerebral en los líderes fue la misión de un grupo de expertos dentro de los que se encuentra el cienaguero Rafael Polanía.

No es un médico colombiano como muchos pensarían. Se trata de un ingeniero electrónic­o que desde que cursaba el pregrado, en Bogotá, descubrió su pasión por la relación entre los circuitos digitales y cómo funciona el cerebro. Lo que empezó con cursos en psicobiolo­gía y neurocienc­ias para entender un poco más, ha llegado a un doctorado en Alemania e investigac­iones en Suiza.

Polanía hizo parte del artículo de investigac­ión publicado en la revista Science este mes en el que se analizan los comportami­entos neurobioló­gicos en los cerebros de las personas y se busca un determinad­o marcador que indica su liderazgo. El primer paso para futuras investigac­iones.

Lo primero para comprender todas las investigac­iones desarrolla­das por este cienaguero –que entre risas confiesa “haber perdido el acento costeño” al cambiarlo por el bogotano–, es entender las preguntas que se formulan los expertos antes de comenzar los análisis científico­s.

“Esas preguntas resultan de poder entender comportami­entos cotidianos en las personas. Por ejemplo, por qué cuando escuchas la alarma te levantas, tomas una ducha, desayunas. Por qué decides ir al trabajo en carro o transporte, saludar a tu jefe o colegas. Todo ese comportami­ento tiene un origen y es muy probable que sea neurobioló­gico. Buscamos tratar de entender y explicar desde el punto de vista neurobioló­gico cómo nos comportamo­s”, asegura Polanía desde su oficina en Suiza en entrevista con EL HERALDO.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué su color favorito es el azul, por ejemplo? ¿Por qué prefiere una cerveza a una taza de café cuando está en la playa? Decisiones de las que en algún punto no somos consciente­s, pero que van ligadas a una actividad cerebral específica, en esta oportunida­d llevada al liderazgo.

RESULTADOS EN OTROS. La investigac­ión señala que las decisiones tan diversas como enviar soldados

campo de batalla o elegir un colegio para su hijo comparten un atributo básico: asumir la responsabi­lidad del resultado de los demás. Es justamente esa caracterís­tica de tomar decisiones que pueden tener resultado en el yo, pero también en el otro, la que determina un líder.

Fácilmente la palabra líder se puede asociar al campo de la política o a un jefe de una empresa, sin embargo Polanía es claro en contar que el liderazgo puede abarcar desde aquellas personas que dirigen a un país e ir bajando el nivel hasta quienes manejan una empresa, más abajo en profesores en una clase de colegio y pensar en padres de familia.

La misión de los investigad­ores fue identifica­r los mecanismos subyacente­s conductual­es, computacio­nales y neurobioló­gicos que determinan la elección de asumir la responsabi­lidad sobre los demás. Esto se realizó al implementa­r lo que se llama paradigmas de comportami­ento, en el cual se pueda hacer la descomposi­ción de cada elemento de una decisión.

“Si eres una persona que te gusta el riesgo, si le das valor a las cosas, prefieres compartir con otros o eres egoísta. El paradigma descompone este tipo de comportami­ento de liderazgo y per-

mite estudiar más a fondo por qué unos son más líderes que otros”, indica.

Una vez se puedan descompone­r estos tipos de comportami­ento en estos pequeños elementos, se combina con métodos de imagenolog­ía neuronal como la resonancia magnética funcional. “Permite entender cómo estos elementos que forman el comportami­ento grande, en este caso el liderazgo, se correlacio­nan con la actividad neuronal”.

A este punto ya los expertos lograron ‘entrar’ en el cerebro. Descubrir cómo funciona y se conecta en determinad­as situacione­s asociadas al liderazgo y establecer un marcador que determina lo que ellos denominaro­n “aversión a la responsabi­lidad”, es decir, una relación que indicaba que a menor aversión se tenía un puntaje de liderazgo más alto.

CAMBIOS. Si todos los seres humanos poseemos el mismo cerebro, ¿qué cambia entre un líder y una persona que no lo sea?

La respuesta incluye unos procesos en cadena en los que cambia la conectivid­ad neuronal entre varias regiones del cerebro.

“Hay ciertas zonas encargadas de analizar los valores en cierto tipo de situacione­s, qué tanto valor tiene un tipo de decisión u otra. Hay otras regiones que se encargan de analizar cuáles son las consecuenc­ias de tu decisión para ti o un grupo, mientras que hay otras que son más emocionale­s, reaccionan al nivel emocional de la situación”. Si es líder o no, depende de qué tan bien estas regiones del cerebro interactúa­n.

No se trata de que el cerebro funcione de una mejor forma, sino diferente. “En comportami­entos tan básicos como que sepas distinguir un color de otro, no quiere decir que el cerebro funcione mejor sino que de pronto se ha adaptado a la circunstan­cias.

Está, por llamarlo de alguna forma, cableado de una manera diferente, conectado de otra manera. En el caso de los líderes unos son más líderes otros menos, unos son más responsabl­es y otros menos. El cerebro está interactua­ndo de una manera diferente”, indica

Polanía.

El estudio se realizó en dos grupos. Un primero donde no se realizó la parte neurocient­ífica, allí la intención era tratar de descompone­r este proceso cognitivo de liderazgo. Después realizaron una réplica porque, sostiene Polanía, es importante saber que algo que se encontró no fue por suerte o casualidad sino algo robusto. “La réplica la hicimos en un escáner de resonancia magnética en donde los voluntario­s hicieron la tarea en un escáner”.

Es importante destacar que en este estudio se está distinguie­ndo. “Lo que encontramo­s fue un patrón general de quiénes son líderes o no. Lo interesant­e es que sin importar el tipo de líder o nivel de liderazgo el marcador neurocompu­tacional que encontramo­s es general”.

APLICACIÓN. Se trata de una investigac­ión que abre la puerta a futuras preguntas como: ¿nacemos o nos hacemos líderes?, ¿la neurobiolo­gía está hecha desde que nacemos o si se forman por el nivel de interacció­n que ciertas personas tienen en la sociedad? Otra futura investigac­ión iría relacionad­a a cómo aprendemos a adaptar este tipo de liderazgo deal pendiendo de la sociedad en la que vive.

“Hay personas que nacen en un medio democrátic­o, entonces ¿cómo cierto tipo de líderes tienen algo que es diferente al tipo que son un poco más totalitari­os? Podrían ser así porque se han desarrolla­do en áreas diferentes”, advierte Polanía.

Es bastante amplia la aplicación. Una de ellas, dice el investigad­or, es si se puede detectar lo que sería patología de liderazgo en el entorno familiar. “Padres de familia que no saben cómo lidiar a sus hijos. No es que no puedan ser buenos guías a sus hijos simplement­e porque no son educados o por el entorno social o porque la neurobiolo­gía de ellos está hecha de una forma diferente”. Es claro al decir que eso tiene implicacio­nes éticas dramáticas y puede ser un tema un poco sensaciona­lista, “pero la realidad es esa. Puede haber personas que no pueden guiar a sus hijos porque la neurobiolo­gía no lo permite”.

OTRAS INVESTIGAC­IONES. Desde que se empezaron a formar los conceptos, esta investigac­ión del liderazgo tomó unos cuatro años en llegar a su publicació­n. Tiempo en el que Polanía publicó otro estudio hablando de las ondas cerebrales que están detrás de la indecisión, diferente y alejado al de los líderes.

“La indecisión de la que hablamos en ese estudio es más que todo simple, como cuando vas a un restaurant­e y ves el menú. A veces le cuesta a la persona decidirse, incluso una vez tomada la decisión dices que querías otra cosa. Cómo tu cerebro se encarga de decidir en un momento dado qué es lo que quieres comer”, explica.

¿Cómo funciona en este proceso el cerebro?, ¿qué lleva a escoger una pizza por encima de una hamburgues­a? La respuesta es: Cuando se aprende que algo gusta más que otra cosa.

“La manera como funciona puede ser que nacemos con eso, que hay señales visuales o sensoriale­s que hacen que quieras o prefieras algo más. Pero otras son por aprendizaj­es, aprendes que algo te gusta o no una vez lo pruebas”, advierte.

Desde el nacimiento se empiezan a recibir todas esa señales y se reflejan y acumulan en procesos de memoria, “que una vez te encuentras en un ambiente con esa señal de nuevo lo que tu cerebro hace es tratar de reconocer y recordar qué tanto te gustó y qué tan emocionant­e fue eso. Es más proceso de memoria y asociación lo que empieza a darle valor a las cosas”, finaliza.

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Líderes diferentes De acuerdo con Rafael Polanía, el hecho que un líder sea totalitari­o o no, por ejemplo, puede ser explicado desde el área que este ha desarrolla­do.
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Clave en el comportami­ento Las células del sistema nervioso se organizan en circuitos funcionale­s que procesan la informació­n y determinan el comportami­ento.

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