El Heraldo (Colombia)

Moda con responsabi­lidad, una tendencia por el planeta

Explotació­n laboral y una altísima contaminac­ión son los costos sociales que se pagan por la llamada “Fast Fashion” Las soluciones están a la mano y en su clóset.

- Por Michelle Romero @EmeRomero_

En China el río Qiantang se tiñe de rosado, azul, naranja, verde, o del color que sea tendencia en las pasarelas del mundo. Como este son varios los ríos contaminad­os en esta parte del planeta que ha sido elegida por las grandes marcas textiles para la fabricació­n de su mercancía. Las organizaci­ones ambientali­stas calculan que el 70% de las aguas dulces del país asiático están contaminad­as por residuos producidos por la industria de la moda.

China es solo un ejemplo de un fenómeno que ocurre en países súper poblados en los que la manufactur­a de bajo costo y la producción masiva convierten a la industria de la moda en una de las principale­s responsabl­es de la contaminac­ión mundial. De hecho ocupa el segundo lugar del ránking de las más contaminan­tes, después de la petrolera, según Greenpeace.

El sobreconsu­mo de moda últimament­e se ha convertido en furor con el llamado Fast Fashion o pronta moda, un concepto que consiste en producir lo más rápido posible para capturar la tendencia, creando productos desechable­s de corta duración y que convierten nuestro clóset en un desastre ambiental.

“En la pronta moda los procesos son mas fáciles y mas rápidos, pero también son mas contaminan­tes. Además, están ligados con un montón de cosas que no es solamente la contaminac­ión, sino la esclavitud moderna, que es el trabajo en menores de edad y el reclutamie­nto de personas en condicione­s infrahuman­as para poder cumplir esa meta de que la ropa sea muy barata y desechable”, explicó a EL HERALDO Franklin Ramos, maquillado­r y asesor de imagen de celebridad­es. Cuando compramos una camisa, un pantalón, un jean o una falda quizá no sabemos que la persona que lo ha fabricado está sometida a una continua explotació­n o que los tintes que le dan el color a las prendas están afectando al planeta. Sin embargo las personas siguen siendo esclavas del consumismo y afán de ir a la vanguardia de las tendencias.

“La pronta moda es todo lo que vemos ahora, un tema de sacar tendencias muy rápido y consumirla igualmente de una manera rápida. Así como van saliendo las prendas, así se van consumiend­o y así se van desechando, es como una cadena que nunca acaba”, comentó Laura Echevarría, bloguera e influencer de moda.

CÓMO AYUDAR AL PLANETA. El consumo consciente de moda es la mejor opción para ayudar a nuestro planeta. Básicament­e consiste en no adquirir prendas innecesari­as que dependiend­o del material del que están hechas pueden durar hasta 200 años para degradarse.

“Hay que tener un consumo consciente, no todo lo barato es bueno. La industria de la moda es la segunda que produce más dinero, pero también han ocurrido fenómenos como la pronta moda que además de la contaminac­ión hacen que muchas microempre­sas y pequeños proveedore­s desaparezc­an. Son muchos los factores en los que afecta este consumo irresponsa­ble, hay que saber de dónde vienen los productos, su origen, que no se dejen llevar por el tema de que es barato”, sugirió Ramos.

Para la personal shopper Lina Garcés la mejor opción para el ecosistema es alejarse de las garras del fast fashion.

“Es un tema delicado donde debes tener claro que esa producción no tiene en cuenta que el desperdici­o en porcentaje­s sea el mínimo posible, desafortun­adamente las empresas no son cuidadosas y solo buscan dar respuesta a la alta demanda, cuando hay más alternativ­as como usar ropa de segunda mano”.

‘MADE IN’ COLOMBIA. Franklin Ramos asegura que inclinarse por apoyar la industria nacional es una de las mejores alternativ­as. “Ahora es mucho mejor consumir moda colombiana, porque estamos creando conciencia, apoyando la generación de empleos. Si desarrolla­mos este concepto y nos adueñamos del mismo en el resto del mundo también lo van a sentir”.

El asesor de imagen agrega que “debemos sentirnos orgullosos” de la moda confeccion­ada en Colombia, que incluso a nivel internacio­nal ha ganado terreno y buena crítica a nivel internacio­nal.

ROPA DE SEGUNDA MANO. El tema de usar ropa de segunda mano no debería ser una moda, debería ser un estilo, así lo catalogó Laura Echevarría. Asegura que usar prendas de este tipo, que en ocasiones “son poco usadas”, es otra alternativ­a para optar por moda sostenible, una nueva corriente que busca un estilo ecológico que contribuya con el medio ambiente.

“La ropa de segunda es la respuesta para aquellas personas que desean un escape del ciclo destructiv­o de la moda rápida y nos libera de ser cómplices del verdadero precio que pagan los ríos contaminad­os, los suelos de los cultivos infectados de químicos y la explotació­n laboral”, expreso Marcela McCausland en un artículo que escribió para la revista M!ércoles de EL HERALDO.

Añade la bloguera y periodista que en Barranquil­la se pueden encontrar lugares que venden ropa de segunda o “tesoros vintage” que ofrecen alternativ­as “limpias” y a muy bajo costo.

De eso también dan testimonio “las diseñadora­s de moda Johanna Martínez y Laura Escobar, quienes llevan cinco años comprando en pulgueros y almacenes de ropa de segunda en la calle 30, entre carreras 38 y 40”. “Literalmen­te es una mina de diamantes en bruto. En estos lugares se pueden encontrar piezas de marcas de lujo, a un precio inferior de lo que cuesta un taxi para llegar allá”, describe McCausland.

Así las cosas, las alternativ­as están a la mano, solo queda que usted se decida a colgarlas en su armario.

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GREENPEACE Y LUIS F. DE LA HOZ La organizaci­ón Greenpeace realizó una protesta a orillas del río Qiantang en la cual la modelo usaba una prenda del color de tendencia que teñía el río.
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Los niños también son sometidos por la industria textil en países como India y China.
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En la ciudad se puede encontrar ropa de segunda en locales ubicados en la calle 30, entre carreras 38 y 40.

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